Menú de categorías

Gente de Aquí

Una buena forma de mamarle gallo a la vejez

El más veterano del grupo es roberto Cardozo. tiene 84 años, gafas, bastón y un lento caminar. Sin embargo, no le falla a la cita. todos los días al filo de las 10 a.m. llega a la tienda donde desde hace varios años se reúne con sus amigos. allí arreglan, desbaratan y vuelven a arreglar el país.

Su tono pausado y su figura contrasta con la de Álvaro ribero, el hombre de la voz de trueno, caminante y bailarín. un corredor de seguros que se niega a dejar la profesión y que, dicen, es más conocido que la Coca Cola. Sus palabras retumban entre ese cúmulo de cabezas blancas que se reúnen en una esquina donde arriman tres mesas y una docena de sillas para dialogar.

Antonio ordoñez, designado el relator del grupo toma su silla y empieza el relato. Son Gualilos Club, uno de los más selectos y singulares grupos de la ciudad; una organización de hombres mayores, llenos de historias, de anécdotas, con arrugas, canas, pero sobre todo con muchas, pero muchas ganas de vivir, de reír, de compartir.

Gualilos nació de repente, sin premeditación ni alevosía. Se fueron encontrando poco a poco, con características distintas, con ideologías opuestas, gustos diversos, pero con una misma filosofía: disfrutar la vida, esa a la que le han entregado la mayor parte de sus años y, sobre todo, brindarse compañía.

Comenzaron debajo de las escaleras, en la cafetería de lo que antes era el Ley de Cabecera. Luego se pasaron al café que está a la entrada del almacén Éxito, que se convirtió en su sede, en su segunda casa; allí pasan cuatro horas de su vida de jubilados. 23 hombres y mil historias Gualilos está integrado por 23 hombres, la gran mayoría jubilados. Julio César Yañez es el encargado de ponerles apodos a todos. Sus calcificaciones en el tendón de aquiles no han sido impedimento para ir todos los días al encuentro. Como él asisten Luis arturo Silva, con 83 años; reinaldo Pico arenas, ingeniero jubilado de la ESSa; roberto rueda Prada, odontólogo en uso de buen retiro; domingo acevedo, finquero; Guillermo Durán Pico, entre otros.

Hace un año decidieron organizarse mejor. Nació entonces la idea de crear una especie de club, hacer una lista de integrantes y hasta carnetizarse.

“Aquí cualquiera puede entrar al grupo. Yo les digo a los que me preguntan que la afiliación vale un millón, pero si tiene 500 mil pesos, listo, y si no tiene nada, pues con un tinto está bien”, dice Toño Ordoñez.

Su compromiso es asumido con el más riguroso de los horarios. “Aquí estamos en doble jornada, de 10 a 12 y de 4 a 6. Normalmente es aquí, pero a veces descentralizamos y nos vamos para La Pajarera (otro negocio cerca)”, sostienen. Una vez llegan a su sede se apoltronan y repasan la historia política, cultural, económica, deportiva, social y farandulera no sólo de Bucaramanga, sino de Colombia y del mundo.

En esta tertulia infinita se habla de todo y de nada. La idea es compartir un café y un diálogo de amigos, donde se suscitan los más interesantes debates, donde se cuentan historias, donde se plantean soluciones y hasta se cocina uno que otro chismecito. La política es uno de los temas preferidos. No queda títere con cabeza cuando se repasa la agenda política del país del Sagrado Corazón.

Santistas, mokcusianos, liberales de trapo rojo y vargaslleristas, emiten sus conceptos por estos días de campaña presidencial. No se explican el por qué pero en el grupo no hay polistas y en los últimos días tampoco quedaron noemicistas. Es tal la fiebre que despierta

El club entre sus socios, que no hay sol ni lluvia que les impida llegar a su encuentro. Los apuntes agudos, críticos y sarcásticos de Julio César Yañez son el pan de cada día; no respetan edad ni jerarquía.

“Aquí al que se emberraque le mandamos a Julio César para que le mame gallo”, dicen. Y es que en el grupo hay de todo. Finqueros como Raúl Vergel Linero, ingenieros como Gonzalo Reyes, o médicos como Hernando Palomino. Así, los Gualilos Club se volvieron una familia. Cada mes o

cuando la ocasión lo amerita se reúnen en torno a un cumpleaños o a un almuerzo campestre, y ahí, camuflada entre la bolsa de papel va el amarillo con sus copas… no todo es café.

Durante el agasajo no pueden faltar las declamaciones de Efrén Gómez, que incluso pueden desprender lágrimas. O las anécdotas de Augusto Gómez Quijano, quien con una malla en el estómago no resiste una cirugía más, pero que a sus 78 años es de lo que más se rie. Capítulo aparte tienen Euclides Rivera y Pedro Márquez. El primero enviudó hace seis meses y dicen sus amigos que le están buscando novia; el segundo, se iba a casar, le hicieron despedida de soltero, pero no pudo porque los papeles de separación de su primer matrimonio no han salido. Como ellos participan Luis Arturo Silva, Rodrigo Ángel Montoya, Idenarco Orejarena, Eduardo Acevedo, Libardo Carreño y el más novato del grupo Alfonso Villalobos, que ingresó hace apenas 4 meses.

Desde Estados Unidos los acompaña de corazón Luis Eduardo Torrente, y desde el cielo Hermides Mantilla, quien murió hace dos meses. Una lista muy lista En una lista de papel debidamente doblado para que quepa en el bolsillo de la camisa reposan los nombres y apellidos de cada uno de los integrantes, con su número telefónico y fecha de nacimiento. Y desde hace poco tiempo en sus billeteras cargan el carné. Tienen un presidente y dos relacionistas públicos, que son los que se encargan de llamar a los que no van o se enferman. Quieren tener una página en Facebook, montar oficina y hasta elegir concejal. No quieren que sus derechos sigan siendo vulnerados. “Queremos que nos tengan en cuenta, que nos respeten nuestros derechos, que haya espacio para nosotros”. Y con su ideología sin sesgos políticos ni politiquería, se seguirán reuniendo día tras día en la misma esquina del Éxito, en el café de vidrios grandes, en medio de su terapia constructiva, de apoyo, de compañía, donde los seguirán viendo quienes decidieron bautizarlos así: los Gualilos.

2 Comentarios

  1. me paree que este grupo en un ejemplo de que a la vida hay que sacarle el pecho afrontarla y de la mejor manera como este grupo de jovenes lo haces….

    me alegra mucho saber que en la ciudad hay cultura, hay gente y sobre todo personas con mucha vida….

  2. Me parece que es más maravilloso la reunión diaria de los gualilos. Deberían de haber miles de reuniones de hombres mayores, pues eso da vida, salud, felicidad, se comparten los problemas y las alegrías y se olvida de los quebrantos de salud que a esa edad no faltan.
    Los felicito.

Enviar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*