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Punto de Vista

Trago amargo

FABIO EDUARDO PEÑA G. / EDITOR GENTE

FABIO EDUARDO PEÑA G. / EDITOR GENTE

Aunque publicitados con cierto grado de espectacularidad y cacaería de brujas, lo sucedido últimamente con funcionarios y personajes de la farándula local supuestamente sorprendidos conduciendo bajo los efectos del alcohol, debe servir de lección a la ciudad.

Antes que ponerlos en la picota pública y hacer de ellos unos chivos expiatorios, lo ocurrido debe ser canalizado para mejorar nuestras costumbres y erradicar de una vez por todas la vieja y peligrosa costumbre de mezclar gasolina con alcohol.

Más que pararnos en la discusión de si deben estas personas renunciar o no a sus cargos, debemos mirar sus casos con ojos de aprendiz y reflexionar sobre lo que está sucediendo en nuestro entorno.

Por un lado, queda la enseñanza de que la ley es para todos y nadie puede eludirla, ostente el cargo que ostente.

De otra parte, hay que seguir desestimulando el consumo de bebidas embriagantes, especialmente cuando se tiene la responsabilidad de manejar.

Por eso, es importante aplaudir medidas como la de prohibir la ingesta de licor en los parques de la ciudad, para recuperar estos escenarios para la familia, ya que se habían vuelto lugares de desorden, malos hábitos y hasta peligrosos.

Ahora que se acerca la Feria de Bucaramanga es importante volver a recabar sobre la necesidad de impedir a toda costa que las calles y avenidas de la ciudad se conviertan en bares abiertos, donde el expendio de trago sea como el de dulces.

Ojalá la administración municipal no ceda a las pretensiones de grandes empresas que sabemos patrocinan estos eventos feriales pero que a cambio no pueden exigir que la ciudad sea un expendio ilimitado de licor.

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