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Columnistas

Ciudad del miedo vs.Ciudad de la confianza

Gilberto Camargo Amorocho.

Por Gilberto Camargo Amorocho

Nace esta reflexión al caminar Bucaramanga en diferentes horarios del día: Hay ratos que la ciudad genera confianza y otros miedo, siendo los lugares los mismos.

Según encuestas rápidas con transeúntes, los puentes peatonales, según su diseño, cultivan ambos sentimientos, igual pasa con los parques y las calles.

Es increíble cómo el tipo de luz también hace parte de esta ciudad sensorial. Una situación es visualizar la ciudad con el hermano sol, otra con la luz artificial.

Leyendo un poco a expertos he encontrado que desde el origen de las ciudades existe sin duda la confianza y el miedo, la primera para conseguirla y el segundo para evitarlo o superarlo; por eso la ciudad puede interpretarse como espacio de debate y colaboración entre todos, proyectarse cultural o económicamente, o como ámbito para la protección y la defensa. Ambos conceptos y realidades se han ido trenzando a lo largo de los siglos, configurando políticas y formas, unas veces con el predominio de uno, otras veces con el del otro.

Mike Davis en su libro La Ciudad de Cuarzo hablaba de la ‘ecología del miedo’ como mecanismo explicativo de las transformaciones espaciales y de los conflictos sociales. También hay la teoría contraria, la ciudad abierta como un derecho siempre a perseguir.

Son muchos los factores que engendran miedo urbano pero sobresalen las diferencias raciales y culturales, la pobreza y desigualdades sociales, violencia y delincuencia en las ciudades, la marginación y los espacios marginales.

Los filósofos hablan de ¿“Privatopía” versus ciudad pública? y otros de outopos (no lugar) y eutopos (buen lugar). La materialización del miedo en el espacio urbano: las nuevas formas de urbanización y la fragmentación y segregación; la reforma urbana y la privatización de espacios públicos; el gobierno de la ciudad y la relación entre público y privado.

Los bumangueses sabemos que no somos ajenos a la problemática mundial, recuperar el estudio urbano es una obligación para comprender pronto que la ciudad soñada es un trabajo colectivo, de saberes, imaginarios y sentimientos.