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Una manera diferente de enseñar las matemáticas

Entre fórmulas, ejercicios y triángulos, así transcurre la vida de José Luis Mantilla, un apasionado por enseñar las matemáticas. - Laura Herrera / GENTE DE CABECERA

Entre fórmulas, ejercicios y triángulos, así transcurre la vida de José Luis Mantilla, un apasionado por enseñar las matemáticas. – Laura Herrera / GENTE DE CABECERA

El caso del profesor José Luis Mantilla Ruiz es un ejemplo de perseverancia. Luego de intentar durante cinco años por fin obtuvo el logro esperado: ser el mejor docente de Santander.

La mención fue entregada hace dos semanas por parte del Premio Compartir al Maestro, que destacó a los tres mejores profesores del departamento, incluido este florideño de 52 años, con su trabajo ‘Desarrollando ando el pensamiento matemático’.

Su gusto por la docencia fue descubierto cuando cursaba undécimo grado y prestaba los servicios de alfabetización, requisito indispensable para graduarse como bachiller del Colegio de Santander.

José Luis Mantilla recibió la mención como Ciudadano Meritorio de la Alcaldía de Bucaramanga y un Decreto de Honores de la Gobernación de Santander. En la foto junto a la secretaria de Educación de Bucaramanga, Carolina Rojas Pabón. - Didier Niño / GENTE DE CABECERA

José Luis Mantilla recibió la mención como Ciudadano Meritorio de la Alcaldía de Bucaramanga y un Decreto de Honores de la Gobernación de Santander. En la foto junto a la secretaria de Educación de Bucaramanga, Carolina Rojas Pabón. – Didier Niño / GENTE DE CABECERA

Lo hacía a pocas cuadras de su casa y su labor era enseñarles matemáticas a un grupo de personas adultas, en la noche.

Terminadas las horas reglamentarias, siguió yendo al sitio, ya no como requisito sino por su voluntad. Amaba enseñar.

“Para esos días recordaba a quienes fueron mis compañeros de clases y con quienes competíamos haciendo ejercicios matemáticos: Alberto Kopp y luego Bernardo Alarcón Castillo, con quien se graduó de bachiller y de licenciado en matemáticas, en la Universidad Industrial de Santander”, dijo sobre sus días como estudiante de undécimo grado, cuando apenas cumplía 17 años.

Luego vino su vida laboral. Cubrió una licencia en el Instituto Técnico Nacional del Comercio, cuando funcionaba cerca de la UIS, y luego trabajó en el Centro Educativo Federico Ozanam. Allí estuvo 23 años. Desde 1992 es docente oficial y en 1997 ingresó a la nómina de educadores del Instituto María Goreti, donde lleva 18 años.

“Aquí me voy a quedar hasta que me pensione. Me ha gustado mucho este colegio, los compañeros, es un ambiente agradable. Además aquí he podido desarrollar mi proyecto”.

Nace un proyecto

Su idea de crear un sistema diferente para enseñar matemáticas nació desde sus épocas como estudiante de colegio y universidad.

En una de sus clases de matemáticas.

En una de sus clases de matemáticas.

Dice que se ha ganado varios inconvenientes por querer manifestar, respetuosamente, su inconformidad con la manera en que se maneja esta área del saber.

“Me tocaba aprenderme muchas cosas de memoria y me aburría mucho con eso, no tenía otra opción. Yo pensaba en undécimo si se podían hacer cosas diferentes a aprenderlas de memoria. Hace 12 años empecé a pensarlo en forma. La idea era cambiar la estructura tradicional de recibir la clase: esa en que el profesor explica, el alumno presta atención y luego hace lo que el docente le mande. Tuve la oportunidad de asistir a capacitaciones, de leer muchos libros y fui haciendo cambios. La idea es que yo no hable tanto, o que no enseñe tanto. Mi objetivo es dejar de enseñar tanto para que los estudiantes aprendan”, explicó.

Entonces aprovechó que el Ministerio de Educación reveló nuevos estatutos para la educación en Colombia que le daban la oportunidad de hacer algo diferente.

El problema y solución expuesta en el Premio Compartir al Maestro era cómo superar la enseñanza tradicional de las matemáticas, y cómo lograr que el estudiante desarrollara el pensamiento matemático.

Duró mucho tiempo trabajando en esto, porque según él “las matemáticas son una posibilidad para que la gente aprenda a pensar de otra forma”.

Entonces sus estudiantes sintieron gusto por lo que hacía y se dijo “esto va por buen camino”.

Así puso en marcha los principios básicos de su proyecto que pretende cambiar la pedagogía de las matemáticas en el colegio:

– Decirles lo mínimo a los estudiantes.

-Tratar de que el estudiante logre descubrir casi todo.

– Intervenir como docente lo menos posible.

– Que los estudiantes sean el centro de la clase.

– Que mediante actividades logren construir su pensamiento y capacidad de pensar.

“Yo los estimulo y estimulo el error. El error no debe ser censurado, debe ser valorado.

Junto a sus estudiantes del Instituto Santa María Goretti.

Junto a sus estudiantes del Instituto Santa María Goretti.

Si estoy aprendiendo lo más obvio es que me equivoque. El objetivo es que cada uno sienta que logró avanzar, proponer una idea, plantear y corregir un error, interpretar un teorema. Los he visto lograr esto. He sido testigo de cómo muchos alumnos que se veían silenciosos y distantes de la materia terminaron el año siendo los mejores, incluso sacando los puntajes más altos en las Pruebas Saber, en el área de matemáticas y eso me da una alegría inmensa”, añadió.

En sus clases el profesor José Luis pone en práctica el ‘Calendario Matemático’, un método que hace 20 años llegó a Colombia gracias al docente Carlos Zuluaga, quien lo trajo de Alemania.

Son ejercicios para realizar en el día a día con los estudiantes.

“Ellos lo preparan. Por ejemplo yo les digo: “hoy es abril 28, ¿quién preparó el tema de hoy?”, y dos o tres estudiantes levantan la mano y lo exponen (están incentivados por una nota). Saben que si les queda mal no pierden porque yo doy un estímulo también por equivocarse. Entonces nunca pierden, pero sí se atreven a pensar. A veces hay cosas que no las puede resolver un estudiante y doy un tiempo para que ellos lo hagan. Son silencios bonitos porque sé que están pensando. Hasta que alguien levanta la mano y dice: “Hagámoslo así profe”. Si resulta, muy bien, y si no, lo hacemos entre todos. Pero ellos son siempre los protagonistas”, recalcó.

El premio

Su participación en el Premio Compartir al Maestro data de hace cinco años. El docente debe presentar, en apenas tres páginas, un proyecto: problema, solución, propuesta, desarrollo de la misma.

“Los profesores de matemáticas muchas veces tenemos dificultades para escribir, pero hice el esfuerzo. Cuando pasaba el concurso y me daba cuenta de que no clasificaba me decía a mí mismo revisando la propuesta: ¡Claro!, no fui explícito, no me entendieron en esta parte por tal razón. Lo corregía y lo mejoraba para el otro año”.

Y así sucesivamente hasta el 2014, cuando le dijo a su esposa: “yo creo que este año sí, este año clasifico porque ya la idea ha madurado y se ha afinado bastante”; y así fue.

El año pasado se presentaron más de 1.000 propuestas en el país y escogieron las 62 mejores y dentro de esa está la del profesor José Luis, que además fue la mejor en Santander.

“Me queda como meta seguir participando. Realmente creo que lo mío y lo que hago vale la pena que se conozca y se evalúe para que se enriquezca. Por eso pienso seguir participando a ver si logro la meta que es estar entre los grandes finalistas del país”, concluyó.