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Así vivió un hincha del sector el ascenso del Atlético Bucaramanga

El joven de 21 años logró robarse las miradas de los camarógrafos durante y después del partido. - Suministrada / GENTE DE CABECERA

El joven de 21 años logró robarse las miradas de los camarógrafos durante y después del partido. – Suministrada / GENTE DE CABECERA

Hace una semana cientos de hinchas vivieron con alegría el ascenso del Atlético Bucaramanga a la categoría A del fútbol profesional colombiano.

Miguel Mauricio Galindo Ariza fue uno de esos apasionados por este deporte que estuvo en el estadio buscando la manera de llamar la atención de las cámaras.

Este joven residente del barrio Altos de Terrazas y estudiante de noveno semestre de Derecho de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, nos compartió sus hazañas para robarse por segundos las pantallas del canal que transmitió el 26 de noviembre el partido entre el equipo leopardo y Universitario de Popayán, en la gramilla del Alfonso López.

Miguel Mauricio Galindo Ariza narró su hazaña para ser visto con su cartel, en el partido del ascenso a la A del Atlético Bucaramanga. - Suministrada / GENTE DE CABECERA

Miguel Mauricio Galindo Ariza narró su hazaña para ser visto con su cartel, en el partido del ascenso a la A del Atlético Bucaramanga. – Suministrada / GENTE DE CABECERA

“Una manualidad que yo hice se convirtió en una frase de lucha. 2.484 días esperando el ascenso. Quería que hubiera algo que sintetizara toda esa energía potencial acumulada en la segunda categoría. Quería resumir momentos muy tristes que nos tocó vivir, ver cómo ascendía el Cortuluá en nuestra casa, ver cómo el equipo perdía, perdía y perdía y no levantaba cabeza. Mi idea principal era resumir todo eso en algo, en una foto, en una acción, en una frase. Dos palos de balso que duré casi 40 minutos pidiendo que me los dejaran entrar, un pliego de papel bond blanco, pintura negra de aceite y un marcador permanente negro que mi suegra cuelga en la puerta de la nevera al lado de un letrerito donde anotan datos y teléfonos importantes”.

Después de su lucha para lograr entrar su pancarta, después de hablar con un policía costeño de apellido Payares por más de 30 minutos diciéndole que era un muchacho de bien, que no iba a apuñalar a nadie con el palito de balso, que el mensaje no era ofensivo, que las cuentas estaban bien hechas, que era yerno de Cheché Hernández, el narrador histórico de la tribuna occidental del estadio… accedió.

“Nunca sabré cuál hubiese sido mi suerte en el caso de que Payares no hubiera sido costeño sino caleño. Seguramente mucha gente se hubiese quedado afuera, entre ellos, mi cartel y yo.”

Desde el primer momento el cartel fue el punto de atracción.

“Mono voltéelo pa’ una fotico”, le decían los narradores y la gente le daba pulgar arriba.

Arrancó el partido y como dice Miguel Mauricio, en Bucaramanga, desde los partidos de Brasil 2014 de la Selección Colombia, no había tanta ansiedad por un partido de fútbol.

“Gol en Cali, y yo ya me veía en la A, pero faltaba lo más importante, el gol en el Alfonso López. Fue un partido complicado, por lado y lado, era de ida y vuelta, había un #8 del equipo de Popayán que nos complicaba la vida, un #8 que ojalá contrate el club para afrontar la primera división del fútbol profesional colombiano. Se acabó el primer tiempo, 0 – 0 en Bucaramanga y 1 – 0 en Cali, los partidos se acaban hasta que se terminan, acá podía pasar cualquier cosa.

Entretiempo, 15 de descanso, 15 minutos de fotos, mi cartelito era esa mancha blanca que se veía de todos lados y con el que todos se identificaban: “2.484 días”.

Empezó el segundo tiempo y Bejarano, el arquero de América de Cali, era el héroe de la noche. Minuto 65, gol de América, el segundo y acá seguíamos 0 – 0 y sin uñas, sin cutículas.

Llegó un momento de sucesivas faltas cerca al área, en la tercera, la vencida, llega el gol del Búcaros en el minuto 70. Víctor Zapata en el cobro, el balón atravesó la línea de gol en el segundo 20 del minuto 70, 70:20… ¡estábamos en la A!

El partido no fue para más, todo el estadio cantaba. ¡Todo! Como nunca pasa, todas las tribunas cantaban las canciones de sur. Hasta ese momento se habían cumplido 2484 días, 21 horas y 10 minutos en la B.

Cartagena descontaba en Cali, pero ya no importaba, ya era de nosotros. La justicia divina es para todo el mundo.

Minuto 90, adicionan 3 minutos. Popayán presionaba como nunca y estábamos a minutos de ascender, pero los partidos no se acaban hasta que se terminan.

El árbitro pitó, estamos en la A y el del cartel, el mono, a pedirle al de la puerta de la tribuna que me dejara pasar a la cancha. Me dejó, y jugadores como Danny Cano, Víctor Manuel Zapata, el del gol; Daniel Cataño; Carlos Giraldo, que además de firmar la pancarta me regaló la cintilla de capitán; James Aguirre, compañero de la carrera, y hasta el ‘Michi’ Sarmiento, que también hizo parte de esto, firmaron mi cartelito. Y Willy Rodríguez, quien con sus palabras ratificó mi idea me dijo: “Hiciste parte de esto con ese cartel, cada vez que volteaba te veía mono”.

Había cámaras de varios canales y ahí estaba yo, detrás del jugador que estaban entrevistando con el cartel. Daniel Cataño #20 pidió una foto con el cartel y con el mono para la página de Facebook del equipo.

¡Lo logré!, pensaba mientras sonreíamos con Cataño pa’ la foto.

Gracias Atlético Bucaramanga ¡Juntos los hicimos posible!”, narró el joven.