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Nuestra Gente

Madres de corazón valiente

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Nada más fuerte, incondicional y valiente como el amor de una madre.

En homenaje a ellas, Gente destaca dos historias de madres que vencieron obstáculos como el rencor, la indiferencia y los juzgamientos, para seguir dando su cariño y comprensión sin medida alguna.

Emilia Lucía Ospina de Gómez: Dolor convertido en amor

El episodio más doloroso de su vida, la pérdida de su hijo Juan Guillermo, fue el impulso para que Emilia Ospina de Gómez creara una fundación para recoger fondos y otorgar becas de estudio superior a jóvenes de muy bajos recursos.

“La experiencia es de arduo trabajo porque financiarse de la caridad y donaciones no es fácil, pero es muy gratificante ver la alegría en los ojos de estos jóvenes cuando reciben la beca, con la esperanza de que podrán ayudar a su familia”, cuenta esta administradora de empresas, madre y esposa, catequista y líder, además de destacada profesional con más de 25 años de experiencia en la gerencia de diferentes entidades financieras.

Hija de padres antioqueños y la novena entre 10 hijos, en una familia que ella define como “muy tradicional, alegre y musical”, hoy a los 57 años recuerda su niñez como una época muy feliz, en un hogar lleno de amor y disciplina, donde pudo desarrollar diferentes habilidades siendo scout, en la modistería y en el básquetbol.

Resalta también la formación católica recibida, ya de que no haber sido “por la fe y la fuerza del amor de Dios no hubiera podido sobrellevar la pena de haber perdido la mitad de mi vida”.

Su familia

Emilia tiene 30 años de matrimonio “con un hermoso y amoroso esposo, gran ser, de valores humanos muy fuertes y lindos, comprensivo y de principios innegociables”.

Fruto de esta unión nacieron sus dos hijos, “su gran bendición”: Juan Guillermo y su hermano menor, Nicolás.

“Juan Guillermo, mientras estuvo en este mundo no hizo sino brillar y darnos su amor, su sabiduría y especialmente su amistad… Y Nicolás, mi segundo hijo, desde que abrió sus negros ojos y su boquita solo reflejó sonrisas, alegría y simpatía”, cuenta con orgullo y profundo amor, afirmando que como madre siempre ha tratado de inculcar valores como honestidad, bondad de corazón y justicia.

“Pero sobre todo el amor a Dios, que entiendan que la felicidad que nos brinda este mundo convulsionado y de competencia no es la que verdaderamente alimenta nuestra fuente de paz sino el estado de nuestra alma y corazón… porque por más hermoso que fue mi ‘Juangui’ no se llevó sus títulos, pero sí le entregó a mi Dios en sus cuentas el amor y el servicio que repartió y entregó en su familia, a sus amigos, en el trabajo y a la sociedad”.

Amor que nace del dolor

Juan Guillermo era abogado y estaba por ingresar a Harvard gracias a una beca. Tenía 26 años cuando fue asesinado en Bogotá por 4 delincuentes, en medio del robo de su celular.

“El dolor de haber perdido a nuestro hijo nos llevó a revaluar muchas cosas en nuestra vida que ya no nos proporcionaba ni paz ni alegría y menos consuelo y fortaleza, de manera que lo único que hizo brotar una luz de alegría fue orientar todos nuestros esfuerzos en evitar que más jóvenes lleguen a las calles a delinquir, esto nos llenó de fuerza y motivación”.

Es así como Emilia y su esposo crearon la Fundación a nombre de su hijo mayor, con el principal objetivo de ayudar a “todos estos jóvenes que no tengan las posibilidades pero que deseen ser personas de bien y útiles a sus familias y a la sociedad”.

Dentro de sus programas sociales están los acuerdos con colegios de los sectores de mayor vulnerabilidad económica, otorgando cupos para el estudio técnico o profesional de sus bachilleres; y el acompañamiento familiar y social a las familias para capacitarlos en la búsqueda de objetivos personales y de familia en medio de crisis.

“A futuro lo que más deseo para la fundación es crecer fuertemente nuestra cobertura, que podamos entregar muchas becas no solo en Bucaramanga sino otras ciudades del país”, concluye optimista Emilia Lucía.

Usted puede apoyar a la Fundación con la donación de elementos aptos para reciclaje como papel y plástico; a través de un plan padrino con un aporte mensual para el estudio de un joven de escasos recursos; o consignando directamente a la cuenta de ahorros No. 518- 157778-10 de Bancolombia. Encuentre más información en la página web http://www.fundacionjuanguillermogomez. com/

 

Carmen Elisa Durán Sanabria: una madre orgullosa

Hace 32 años, Carmen Elisa Durán Sanabria decidió formar una familia al lado de Jorge Orlando Uribe y como fruto de ese amor nacieron Simón y María José. “Ser madre es muy gratificante porque he criado a dos seres humanos ejemplares. Yo diría que ser mamá es el rol de más entrega y responsabilidad, pues depende de ti en gran parte el futuro de tus hijos con base en la formación que les des, por lo tanto tienes que estar 24 horas disponible”.

Sus hijos le han dejado grandes enseñanzas: “con Simón aprendí a aceptar la diversidad y con Mariajo aprendí que los seres humanos somos del tamaño de nuestros sueños”. Para esta consagrada madre, la mayor alegría es ver a sus hijos felices y realizados en lo que hacen. Asegura que hoy se siente muy orgullosa y feliz al ser testigo de todos los reconocimientos obtenidos por la deportista, quien actualmente se encuentra en El Tour de Damas.

Contó que ‘Mariajo’, como es conocida en el ambiente deportivo y familiar, de pequeña nunca mostró una inclinación por el golf y fue su hermano su inspiración. Ella inició su carrera deportiva a los 8 años. Inicialmente no le gustó el golf y cambió a tenis, pero cuando vio que su hermano viajaba y compartía con otros niños ella decidió volver al golf a los 9 años. Su primera participación en Nacionales fue a los 11 años en el Club Campestre de Bucaramanga, donde ocupó el último lugar. Así que el golf se le volvió un reto y empezó su carrera llegando a ser Campeona Nacional y Suramericana. Mariajo lleva 6 años en Lpga, el tour de las Damas”.

Apoyo total a su hijo
El hijo mayor del matrimonio Uribe Durán es Simón, un hombre transgénero, de quien sus padres se sienten muy orgullosos, porque ven en él una persona completamente feliz. “Decidió contarnos hace menos de un año y a partir de ese momento comenzó su terapia hormonal, cambió su nombre y
su género. Inicialmente no fue fácil para mí, pues solo pensaba en el daño que le pudiesen hacer los demás, ya que no hay respeto por la diversidad, pero en este momento en el que yo lo veo feliz y realizado como hombre me siento muy tranquila y feliz por él”.

Sobre este proceso de cambio comentó que desde que su hijo recibió su dosis de testosterona “ha sido como si le hubiesen dado una dosis de ‘tómala suave’ como dicen los costeños, pues antes era muy trascendental y hormonal, y esto nos hacía chocar mucho. Ahora tengo una relación muy bonita con mi hijo varón”.

Habla Maria José

Mi mamá es una mujer fuerte, creativa, generosa y siempre está pensando en los demás antes que en ella. Es increíble lo que ella hace en un día, no sé cómo le alcanza el tiempo para todo. Estar pendiente de la casa, de mi papá, de sus hijos, los pollos, los gatos y sus amigos. Siempre está haciendo fiestas y su casa siempre tiene las puertas abiertas. Mi hermano y yo le debemos a ella nuestra ética por el trabajo y la disciplina”.