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En estas calles

Así es la gran riqueza natural de Cabecera

El parque San Pío alberga más de 200 árboles, entre Gallineros, Guayacanes, Ceibas y Almendros, entre otros

Diana Lucía Díaz Patiño

‘No se ama lo que no se conoce’. O, dicho de otro modo, es más fácil amar (y cuidar) lo que se conoce mejor.

Por eso, en conmemoración al Día Mundial del Medioambiente que se celebra el próximo domingo 5 de junio, donde se nos muestran los lejanos glaciares o los animales exóticos en vía de extinción, Gente de Cabecera quiso registrar cómo es realmente ese medioambiente del sector, consultando a variados expertos.

El planeta es uno solo, sí, pero es bueno empezar por conocer y cuidar más lo que tenemos cerca, para nuestro disfrute y bienestar.

Parques, mucho más que oxígeno

De acuerdo con Nelson Abimelec Suárez, ingeniero forestal del Área Metropolitana de Bucaramanga, AMB, la malla verde de Cabecera “se encuentra articulada con varios parques estratégicos, los cuales oxigenan y son hábitat de las aves de paso que transitan por estos sectores”.

El profesional destaca el Estudio de Caracterización de 40 parques en Bucaramanga, realizado por la Alcaldía en 2015, el cual determina las especies de árboles que predominan en estos ‘pulmones’ de la ciudad.

Por ejemplo, el Parque San Pío posee 233 árboles en 11.200 m2 de área. Allí, las especies de mayor representación son Gallinero, Guayacán y Flormorado, aunque también se encuentran Ceibas, Almendros, Eucaliptos y Pinos, así como árboles de limón, Mamón, Millonaria, mirto y Pomarroso.

El Parque Las Palmas posee 16 árboles en un área de 3.500 m2, y la especie de mayor representación es el Guayacán.

En menor medida existen Gallineros, Gallitos, Guanábanos y árboles de Mandarina, Mango, Marañal, Mirto y Níspero.

Las palmas, en su mayoría, son especies introducidas las cuales hacen parte del arreglo paisajístico del Parque.

El Parque Leones posee 147 árboles en 6.000 m2 de área, siendo mayoritarios los árboles de Oití, Guayacán y Gallinero.

En menor representación están las especies de Cañofistol, Ficus, Cedro, Papayo samán y Sarrapio, Acacia, Guamo, Lechosos, Mamón, Mango, Pino y Teca.

Finalmente, el Parque Uribe Uribe (Los Sarrapios) posee 77 árboles en 6.900 m2 de área.

Allí, las especies de mayor presencia son Sarrapio y Ficus, y entre aquellos de menor presencia se encuentran el Aguacate, Caracolí, Cayeno, Guanábano, Limón, Oití y Urumo.

“Estos parques son de vital importancia para el ambiente y dan calidad de vida al sector de Cabecera, ya que los habitantes los usan como zonas de contemplación, recreación, meditación y descanso”, puntualiza Abimelec.

Cabecera: hogar de especies animales

Muestra de la fauna existente en el área del parque Las Mojarras, nuevo escenario natural, cuya apertura se espera en dos meses y medio.

El biólogo Gerson Peña, funcionario del AMB, precisa que entre la fauna asociada al sector de Cabecera se encuentran los murciélagos, los cuales se alimentan de frutas, hojas, polen e insectos, ayudando en el control de plagas de manera natural.

El profesional menciona también las zarigüeyas o faras, y las ardillas voladoras.

Los faras son “el único marsupial en Latinoamérica, de tamaño relativamente grande y el mayor del grupo en Colombia, su pelaje es largo y áspero de color gris oscuro a negro en el dorso y a los lados, y se caracterizan por ser nocturnos, solitarios y semiarborícolas (que habitan parte del tiempo en los árboles)”, explica Peña.

Se alimentan de gusanos, culebras, frutos y semillas, pero también de mamíferos, aves y otros pequeños vertebrados e invertebrados; aunque tienen preferencia por los plátanos y bananos.

En cuanto a las aves que vuelan por Cabecera, el ingeniero forestal Nelson Abimelec comenta que las especies que se observan con más frecuencia son “Paloma Abuelita, Loros, Pericos, Azulejos, Carpinteros, Atrapamoscas, Reinitas, Trepatronco, Chupahuevos, Sisirí, Cucaracheros, Semilleros, Aguiluchos, Búhos, Pechirrojos, cardenal pico de Plata y Colibrí”.

Por su parte, Gerson Pena añade las especies conocidas como Tángara rastrojera, Columpio, María mulata, Mirla Ventriblanca, Espiguero Pizarra, Gallinazo Negro, Chulo, Cúchiga, Tiranuelo Silbador, Mielero común, Garrapatero, Copetón y Canario Ribereño.

Habrá más verde

La construcción de nuevas zonas verdes en Bucaramanga está contemplada en el recientemente aprobado Plan de Desarrollo.  Así, se planea crear cinco parques más, dentro de los cuales sobresale el Gran Bosque de los Cerros Orientales, que posee 1.300 hectáreas de bosque donde nacen varias quebradas y resguarda el hábitat de especies animales como zorros grises, ardillas, osos hormigueros, armadillos e iguanas. Esta zona conecta al barrio Pan de Azúcar con la carretera a Cúcuta.

Igualmente, se espera en dos meses aproximadamente la entrega del parque metropolitano Las Mojarras, que involucra a barrios como Lagos del Cacique, Fátima, Hacienda San Juan, Monteverde y San Bernardo. Tendrá red peatonal de aproximadamente 4 km, en los que se podrá apreciar de cerca las aves migratorias y especies de la vida silvestre propias de la zona.

Paraísos naturales en el sector

Graciela Chalela, Directora de Unab Ambiental y del Centro de Conocimiento Biotecnología, Bioética y Ambiente, afirma que “la sede principal de la Unab, en El jardín, es un claro ejemplo de la relación ser humano- naturaleza (…) la diversidad presente en este ambiente único puede ser el representante de la última oportunidad de perpetuarse de los organismos que allí conviven en cotidianidad con el saber”. En este espacio verde conviven Caracolíes, Guayacanes rosados y amarillos, Búcaros, Arbopan, Guayabos, Limones y Naranjos, que dan frutos para que diversas aves como mirlas, golondrinas, colibríes, azulejos, pericos, toches negros, pájaros carpinteros y titiribíes pudan alimentarse. “…Además de las juguetonas ardillas que se desplazan lentas en los Caracolíes y que han hecho de ellos su casa”, precisa Chalela. “Por eso, en la Unab creemos que el árbol urbano es un elemento fundamental en el paisaje de la ciudad, brinda diversos beneficios de orden ambiental, estético, paisajístico, recreativo, social y económico, los cuales son aprovechados de variadas formas por los pobladores locales (…) Somos privilegiados al convivir con la naturaleza, haciendo el ambiente de trabajo para toda la comunidad más saludable, eficiente y productivo”.

¿Y cómo está la calidad del aire?

Kento Magara Gómez, PhD y docente de Ingeniería Ambiental de la UPB explica que para medir la calidad del aire se tienen en cuenta los niveles de material particulado que están suspendidos en la atmósfera y que pueden ser respirables, es decir, que tienen diámetros menores o iguales a 10 micrómetros (PM10). “La normativa internacional, y específicamente la colombiana (Resolución 610 de 2010), establece que los límites permisibles para este contaminante son de 50 microgramos por metro cúbico como promedio anual, y de 100 microgramos por metro cúbico como promedio de 24 horas”. Según el Sistema de Vigilancia de la Red Calidad del Aire de la Cdmb, en su medición más reciente (6 al 16 de abril) el promedio de PM10 se ha mantenido en 55-60 microgramos; luego del gran pico que hubo a finales de marzo, debido al efecto Calima, donde la medición alcanzo los 200 microgramos. Para mejorar la calidad del aire en Bucaramanga “las soluciones deben enfocarse hacia la reducción del parque automotor, mejoramiento de la malla vial, mayor uso del transporte masivo, entre otros. Por otra parte (…) es imperativo contar con un mejor sistema de vigilancia de la calidad del aire, así como con planes de contingencia enfocados a proteger la población más susceptible”, opina el profesor Magara Gómez.