Menú de categorías

Columnistas

Ser coherente

GENTE DE CABECERA

Nancy Rodríguez Guevara

Editora Gente de Cabecera 

Sí. Andar por el mundo pregonando una cosa y haciendo otra, no es ser coherente.

Como tampoco lo es aparentar ser alguien que en la realidad dista mucho de lo que se es.

Esta semana el padre Alberto Linero, sacerdote con miles de seguidores en redes sociales, con una particular manera de expresar sus creencias, y tras 33 años de servicios a la iglesia, decidió renunciar, pedir permiso para retirarse, porque “se mamó de estar solo”.

Nadie lo creería, un hombre maravilloso, con tanta capacidad para relacionarse con la comunidad, con los jóvenes, con su iglesia y se sentía solo?

Él decidió ser coherente con su vida. Aunque era inmensamente feliz ayudando a la gente, solucionando problemas, colaborando con su iglesia, no era feliz consigo mismo.

La soledad le estaba tomando ventaja y haciendo estragos con él mismo. Dejó de sonreír y empezó a convertirse en un ser huraño, alguien que él mismo desconocía. Así describió a través de distintos medios de comunicación lo que estaba viviendo durante los últimos tres años.

Aunque tuvo miedo de lo que se le podría venir encima con su familia, sus amigos, la gente que lo rodeaba, su iglesia, el padre Lineros, el mismo de ‘El Man está vivo’, decidió dar un paso al costado y apartarse de lo que ya no quería ser más: un hombre solo, que a pesar de ser feliz con lo que hacía, era infeliz con lo que era.

¿Difícil de entender? No. Él es un hombre que decidió no aparentar y ser. Un hombre que muy a su pesar, decidió enfrentar lo que viniera, todo en busca de su felicidad.

De eso se trata la vida, de ser coherente entre lo que se piensa, se dice y se hace; de dejar de vivir en apariencias. ¿Y usted es coherente?