Con olfato para los negocios
Hay que tener mucha astucia, inteligencia, sagacidad y perseverancia para ser el fundador de tres empresas y lograr que con más de diez años de fundación se mantengan vivas en el mercado.
Esos ingredientes sumados con una dosis grande de confianza y otra de sacrificio son los que Isnardo Guarín ha sabido administrar durante su larga trayectoria como empresario.
Su olfato para los negocios sigue intacto desde el día en que se graduó como administrador de empresas de la Universidad del Atlántico y empezó su vida laboral en ciudades lejanas a su natal San Gil.
Entre otros cargos, este provinciano fue posicionándose como dirigente en empresas públicas y privadas en el Eje Cafetero, Barranquilla y Cali.
Esta última ciudad fue la que le dio la oportunidad de palpar en carne propia lo que es montar empresa.
Allí, junto a sus hermanos nació Espumas del Valle, en 1981.
Las relaciones sociales han sido otro factor fundamental en la vida de Isnardo quien desde esa época mantenía una comunicación cercana con instituciones como la Policía Nacional, el Ejército de Colombia y otras gubernamentales.
Esas influencias fueron claves para arrancar con su primera producción.
“La satisfacción que tiene una persona en su negocio cuando produce y vende por primera vez es algo indescrptible, es la satisfacción de un deseo. Recuerdo que empezamos haciendo colchonetas y por medio de la fundación de doña Nidia Quintero de Turbay, primera dama de la Nación en esa entonces, logramos un pedido de mil colchonetas para el Ejército. Fueron ocho días trabajando día y noche con cinco personas haciendo espuma, cociendo, empacando y entregando”, relató.
Y así fue creciendo la fábrica al punto de tener hoy en su nómina 250 empleados, 20 más que en Barranquilla, a donde llegó en 1993 para montar Espumados del Litoral, otra planta un poco más grande.
Su retorno a
Santander
Quiso culminar su ciclo como ‘cola de león’ y continuar como ‘cabeza de ratón’. Por eso el 16 de marzo de 1990 y luego de dividir el negocio familiar regresó a Bucaramanga para crear Espumas Santander.
Fueron 20 los primeros empleados quienes desde un local alquilado en el Centro de Bucaramanga producían colchonetas.
Y fue tan oportuna su labor como gerente que fueron creciendo y ampliando su portafolio con productos como colchones de espuma o casata, resortados, almohadas, cojines y muebles.
Sin embargo uno de sus ‘hijos’ y por el que siente más orgullo es el colchón con aroma, idea suya que surgió en 2005 y que luego de experimentos, visitas de ingenieros químicos brasileros expertos en el tema y pruebas fallidas de aromas especiales, se logró en 2010 el colchón con aroma a vainilla.
Su ingenio con este producto es tal que de empresas internacionales se comunican con frecuencia para que les venda la patende y fraquicia, negocioque no está en sus planes.
La innovación de productos como este ha ido siempre de la mano de la labor social. Por eso Isnardo tiene claro su compromiso con la comunidad del Norte de Bucaramanga, donde está asentada la empresa y de donde pertenecen el 70% de los empleados.
Además las estas familias menos favorecidas reciben las ayudas que a final de año entrega la Fundación María de Los Ángeles, que él dirige.
“Se llama así en honor a mi hija María de Los Ángeles y la empresa dispone de un presupuesto para que la fundación cumpla con su labor social cada año. Esto es otro punto que nos llena de satisfacción”, añadió.
Un negocio
familiar
Así como él y sus hermanos han mantenido el grupo de empresas productoras de espuma y colchones al punto de extenderse a más ciudades, así también lo hacen dos de sus hijos.
De un lado está Saúl, quien luego de vivir 12 años en Europa regresó para dirigir la fábrica que hace poco montó en Bogotá. Y no tan lejos le sigue Tatiana, ingeniera industrial graduada en Estados Unidos y quien retornó a Santander por petición de su padre.
“Hace cinco meses montamos la fábrica en Medellín y ella se fue a gerenciarla. Otro hijo es Isnardo Alexander quien está radicado en Los Ángeles, California, y finalmente la más pequeña María de Los Ángeles, quien en los próximos días se me gradúa bachiller del colegio San Pedro Claver y que se irá de intercambio luego para Estados Unidos… ellos son mis hijos”.
Y aunque su esposa Elena Segovia trabaja en otra área, sí está pendiente de apoyarlo en sus labores como empresario.
¿Cómo se hace
industria?
Basado en su experiencia, Isnardo recomienda a los nuevos emprendedores tener confianza en lo que se va a hacer.
“Si se tiene eso se tiene una meta, se le añada inteligencia, sacrificio y ganas de conseguir lo que se quiera. Aconsejo a quienes empiezan a ubicarse en el sitio y la profesión. A proyecar dónde hay desarrollo, fijar un presupuesto y a detectar las condiciones de desarrollo posibles”, concluyó el empresario.
mercado.