“Mi objetivo: reducir la pobreza mediante políticas públicas”
Partir a tierras extranjeras y adaptarse a un nuevo estilo de vida consagrada al trabajo, al estudio y a la familia no fue nada fácil para María Cecilia Acevedo Villalobos; sin embargo es uno de los tantos logros que hoy puede sumarle a su jugosa hoja de vida.
Esta zapatoca nos contó hoy cómo es su vida en Estados Unidos, a pocos días de haber recibido el grado de doctorado de la Universidad de Harvard.
El objetivo de su investigación es trabajar en políticas públicas que permitan reducir la pobreza en América Latina y el Caribe.
Acevedo Villalobos es egresada del colegio La Merced, economista de la Universidad Industrial de Santander, está casada con un bumangués y es una de las líderes trabajadoras y defensoras de las mujeres desde el Banco Mundial.
¿Cuándo y cómo fue su llegada al campo laboral y académico en
Estados Unidos?
“Llegué a Estados Unidos en agosto de 2006 a realizar la Maestría en Administración Pública en Desarrollo Internacional en la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard, becada por el Banco Mundial y otras organizaciones de los Estados Unidos destinadas a apoyar mujeres de países en desarrollo que realizaran programas de posgrado en ese país. Vine acompañada de mi esposo Daniel Mauricio Moreno Luna, quien es también bumangués. Él es ingeniero civil de la UIS y posteriormente ingresó a realizar su propio doctorado en la Universidad de Stanford”.
¿En qué trabaja actualmente?
“Me encuentro trabajando con el Banco Mundial, en la Práctica Global de Pobreza, región América Latina y el Caribe. El objetivo de mi trabajo y el de mi grupo es reducir la pobreza e inequidad en América Latina y el Caribe a través de la investigación y ejecución de políticas públicas encaminadas hacia estos fines.
Por estos días celebra su graduación de Doctorado en Políticas Públicas de la Universidad de Harvard. ¿Qué significa este logro?
“El doctorado es un programa de estudios muy riguroso que me tomó siete años, de los cuales dediqué dos a cursos de economía aplicada, economía política, estadística, econometría (estadística aplicada a la economía), entre otros cursos avanzados en Harvard y en MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts); esto más los cinco años de mi investigación doctoral. Mi tesis consiste en tres artículos de investigación, dos de los cuales serán publicados en revistas académicas y uno en un libro del Banco Mundial, el próximo año.
El doctorado en Políticas Públicas me permitirá influir de manera efectiva en la formulación y ejecución de políticas nacionales y regionales encaminadas a la reducción de la pobreza y la inequidad, y a mejorar la calidad de vida de personas que viven en países en desarrollo como Colombia y otras naciones latinoamericanas”.
¿Cuáles son sus metas mientras avanza en este entorno académico?
“Siempre han sido servir al mejoramiento de la calidad de vida de las personas de todas las naciones, reducir la inequidad, y avanzar al estatus de la mujer a todos los niveles”.
¿Qué les dices a los jóvenes que aspiran estudiar en Estados Unidos?
“Que es posible y que lo único que se necesita es motivación y organización. Motivación para tener la meta muy clara que les permita día tras día trabajar por ella, aunque su fin se vea lejano en tiempo y espacio. Organización porque el estudio en el exterior requiere muchos pasos y hay que tener paciencia para navegar el proceso. Hay mucha información disponible y en Colombia Colfuturo realiza una muy buena labor de financiar posgrados en el exterior. Hoy en día con el Internet también es relativamente fácil informarse de la disponibilidad de programas y de cuál es la mejor opción para cada persona”.
¿Hace cuánto no viene a Bucaramanga?
“Viajé por última vez en el año 2011 ¡Me gustaría viajar más frecuentemente!”.
¿Qué extraña de su tierra?
“Principalmente a mi familia y las alegres reuniones familiares en Navidad y otras fechas especiales como el Día de la Madre. Extraño lugares y comidas que disfruté mientras crecí, como los tamales, el caldo con huevo y arepa, los panzerottis, el tacho (que venden en Matacho’s), los paseos a río y a piscinas cercanas. Poder estar allá durante todo el año, pues aquí las estaciones son muy intensas. El frío en el invierno es muy intenso (baja la temperatura a -25 grados centígrados) y luego en el verano hay días de más de 30 grados y el sol se oculta a las 9:00 p.m.”.
¿Qué le aportó la formación del colegio La Merced?
“El colegio La Merced me brindó una preparación académica, socio-emocional y disciplina adecuada para continuar con mis estudios como economista, además de su énfasis en valores morales para conducirme por la vida como persona. En el colegio La Merced siempre recibí el mensaje de la gran importancia que tiene contribuir a la sociedad y ayudar a los más necesitados”.
¿Cuándo supo que quería ser economista?
“En undécimo grado porque me gustaban mucho las ciencias sociales y las matemáticas. La Economía es una carrera que combina las dos áreas. Los economistas tenemos que estudiar el pasado, la historia y psicología para entender el comportamiento humano; matemáticas y estadística para elaborar modelos que simplifiquen y predigan este comportamiento y teoría macroeconómica que nos enseñe cómo se comportan las variables agregadas, importantes para la estabilidad y el crecimiento de los países como la inflación y la tasa de cambio”.
“Tengo una hermana, Isabel Cristina Hill, quien es médica patóloga y también reside en Estados Unidos. Vive junto a su esposo Abram Hill y a su hijita Hanna.
Mis padres son pensionados de la docencia, él fue profesor de ciencias naturales y ella de ciencias sociales.
Vivo con mi esposo Daniel Moreno y mis hijos: Elena María y Nicholas Daniel Moreno. Nuestra hija tiene 5 años y va a comenzar kínder en septiembre y Nicholas tiene 3 años y va al jardín infantil de la Universidad de Harvard”.