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Punto de Vista

Huele mal

GENTE DE CABECERA

Nancy Rodríguez Guevara

Editora Gente de Cabecera 

Sí señores. Bucaramanga y toda su área metropolitana huelen mal.

Y no solo por el deslizamiento que se presentó el miércoles en una de las celdas de disposición final del relleno sanitario de El Carrasco, sino por el estado de desaseo que se percibe en las vías.

Calles malolientes a raíz de que se convirtieron en baños públicos para los cientos de indigentes que deambulan y que al no encontrar un sitio en donde hacer sus necesidades, usan los andenes, antejardines y separadores como sus retretes.

Esquinas convertidas en botaderos de desechos de alimentos, bolsas de basura que terminan siendo escudriñadas por animales callejeros y por mendigos, que en su afán por hallar algo útil riegan todo provocando malos olores, llegada de aves carroñeras, ratas, moscas y demás.

Sí, la ciudad huele mal. Los dueños de mascotas se acostumbraron a sacarlos a pasear por las calles para que hagan sus necesidades, algunos recogen. ¿Y el orín quién lo limpia?

Huele mal además, porque algunas curtiembres y procesadoras de alimentos no están cumpliendo con los requerimientos de ley y los olores están saliendo a invadir todos los rincones.

Huele mal, es cierto. ¿Y qué hacen las autoridades locales, departamentales y demás para que el ciudadano de a pie no sea vea expuesto a estas situaciones que afectan su salud y su día a día?

Este es un tema de nunca acabar. Cinco emergencias sanitarias decretadas en El Carrasco desde 2011 y aún nada de soluciones. ¿Falta de autoridad?, ¿falta de gestión?, ¿falta de quién gestione?, ¿falta de líderes que sientan el problema como propio?

Lo cierto es que ahí hay un problema serio y falta alguien serio que quiera resolverlo.