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Amorosas y líderes: Así son las madres de la familia Manosalva De la Rosa

Silvia Juliana Torres Manosalva, Carmenza Manosalva De la Rosa y Ana Oliva De la Rosa de Manosalva. – César Flórez / GENTE DE CABECERA

Por: Edward Grimaldos Gómez

Este domingo 12 de mayo se celebra el Día de la Madre en Colombia. Una fecha en la que toda la familia se reúne para celebrar y agradecer a aquellas mujeres que con su trabajo y fortaleza levantan el hogar cada día.

Es por eso que la revista Gente de Cabecera hoy rinde un homenaje a todas las mamás de este sector, compartiendo la historia de Ana Oliva De la Rosa de Manosalva junto a Carmenza una de sus hijas y Silvia Juliana Torres Manosalva, su nieta, tres generaciones de mujeres, que comparten junto a ella la dicha de ser mamá.

La reina de la familia

A sus 85 años, Ana Oliva disfruta de los momentos que puede pasar junto a sus 14 nietos y sus siete bisnietos. -César Flórez / GENTE DE CABECERA

Hablar de la señora Ana Oliva De la Rosa es devolverse más de 7 décadas en el tiempo y recordar el papel de mujer entregada por completo a su hogar.

Como las demás mujeres que nacieron en esa época, ella también estaba destinada a casarse y dedicar su vida a cuidar de sus hijos y su esposo.

Así fue ella, una mujer que con tan sólo 18 años decidió casarse y conformar una familia junto a Manuel Manosalva Arévalo, con quien tuvo 11 hijos. Una cifra grande que en un principio nunca imaginaron.

“Al año de habernos casados nació Magaly, mi primera hija. Fue una alegría muy grande porque los médicos nos dijeron a nosotros que mi esposo no podía concebir hijos, pero al final tuvimos 11”, recuerda entre risas y con ayuda de su hija, Ana Oliva.

Desde ese momento empezaría a crecer la familia Manosalva De la Rosa, de la que hoy hacen parte también 14 nietos y 7 bisnietos.

Su familia la define como una mujer completamente cariñosa, muy pendiente del bienestar de sus hijos y por ende de sus descendientes.

“Siempre fue cariñosa, pero también fue muy rígida, no nos permitía que llegaramos tarde o hicieramos cosas indebidas. Nos inculcó muchos valores para ser unas personas de bien y también el respeto y temor de Dios”, comentó Carmenza.

Al igual que la mayoría de abuelos, se desvive por sus nietos y tal vez llega a ser alcahueta, pues como recuerda Silvia Juliana, ella fue clave en su crianza y nunca dudaba en demostrarle su cariño.

“Yo perdí a mi papá estando muy pequeña, así que mi abuela me crió también, pues mi mamá tenía que dedicarse a trabajar. Incluso a ella también llamo mamá.”, agregó la nieta de doña Ana Oliva.

En la fotografía se observa a la señora Ana Oliva, con siete de sus 11 hijos.- Suministrada / GENTE DE CABECERA

Una dicha que sigue extendiéndose con la llegada de sus bisnietos y en donde ella es la consentida de una familia que la ve como un verdadero ejemplo a seguir.

Los legados de madre a hija

Doña Carmenza fue la segunda hija del matrimonio Manosalva De la Rosa, ella gozó la dicha de ser madre a sus 26 años. Aunque solo tuvo una hija, Silvia Juliana, dice que no puede explicar con palabras el amor y la felicidad que un hijo le puede entregar a una madre.

También le llegó de sorpresa, dice que hacía muy poco se había casado y que por tanto no se lo esperaba. Sin embargo, disfrutó cada segundo de ser madre.

Reconoce en su madre un gran ejemplo, sabía que los valores que ella le enseñó desde pequeña, los debía trasmitir a su hija para seguir construyendo un hogar bajo la presencia de Dios.

No obstante, afirma que ser mamá fue una etapa totalmente nueva en su vida, que tal vez la tomó por sorpresa.

“La verdad todo fue un nuevo aprendizaje, mi mamá poco nos habló de las implicaciones que ser madre traía, tal vez por la prudencia con la que se abordaban esos temas antes, por eso tuve que aprender todo prácticamente con la experiencia”, comenta la segunda hija de doña Ana Oliva.

Ana Oliva siempre expresó un gusto especial por la siembra de plantas ornamentales y su cuidado. César Flórez / GENTE DE CABECERA

Poco tiempo tiempo después tendría que continuar con la crianza de su hija sola, pues su esposo fallecería y el compromiso sería más grande aún.

“Todo lo que soy se lo debo a mi madre. Ella fue una mujer que nunca dudó en expresarme su amor, y en ser un verdadero ejemplo y eso lo puedo afirmar porque siempre construía a la hora de corregir”, señaló la única hija de Carmenza.

Y es que precisamente esas enseñanzas fueron vitales cuando Silvia Juliana decidió conformar su hogar a los 21 años, y lograr ser una buena mamá como lo es hoy.

Para ella la sensación de ser madre no es muy diferente a la de su abuela y su madre. Dice que no puede describirla, que es algo que no tiene explicación y que sólo quien lo es entiende el amor tan grande que se puede sentir por los hijos. Asegura que se esfuerza por fortalecer a diario su hogar y que “ama” ver cómo su mamá también disfruta cada momento de sus nietos.

“Mi mamá es super especial con ellos. Creo que si no se ven un día, se llaman por lo menos seis veces al día. Además ellos también la adoran y tienen la dicha de compartir con ella muchos momentos”, comentó.

«Yo hoy solo doy gracias a mi mamá y mi abuela, porque desde que mi papá se fue ellas asumieron la responsabilidad de formarme en valores y en la presencia de Dios y eso es lo que más valoro».

Silvia Juliana Torres Manosalva

Un hogar de mujeres líderes

Como familia lo que más disfrutan es el hecho de poder reunirse todos para compartir momentos junto a su madre y abuela, la señora Ana Oliva.- Suministrada / GENTE DE CABECERA

El liderazgo es una cualidad que las mujeres de esta familia destacan de ellas mismas. Dicen que cada una lo vive desde sus diferentes roles, aportando no solo con su familia sino con su comunidad también.

Doña Ana Oliva siempre fue reconocida en su cuadra de la carrera 40 con calle 46, en donde ha vivido toda su vida como una mujer servicial, querida por todos sus vecinos por su generosidad y amabilidad.

“Cuando esta cuadra era de solo casas, todo el mundo conocía a mi mamá y la saludaban porque siempre estaba pendiente de sus vecinos y era reconocida por su amabilidad”, comentó Ana Milena Manosalva, otra de sus hijas.

Carmenza, se dedicó a pintar y a las manualidades, habilidad que desarrolló en su etapa adulta y que disfruta de compartir con sus hermanas, amigas y vecinas.

“Mi mamá disfruta de pintar, de hacer manualidades, y es muy buena. Pero también disfruta de enseñar lo que sabe y hacer que más personas dediquen su tiempo al arte”, comentó su única hija.

Una característica que comparte Silvia Juliana, una mujer que se dedicó al periodismo y que desde su labor en fundaciones trabajó por ayudar a comunidades de jóvenes vulnerables a dejar de lado su adicción por la droga.

-César Flórez / GENTE DE CABECERA

“Creo que es algo que llevamos en la sangre, la posibilidad de ayudar, de generar cosas positivas en los demás. No sólo mi abuela y mi mamá, mis tías también hacen cosas grandes por los demás, cada una con su trabajo y ver eso también me hace querer trabajar por alguna causa”, comentó Silvia Juliana.