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Columnistas

La ética en el fútbol

A raíz de la discusión nacional que hay sobre la renuncia de algunos equipos profesionales y los títulos obtenidos por razones éticas, pienso que muchos campeones no solo en Colombia sino en el mundo deberían hacer lo mismo.

Los mundiales de fútbol son un ejemplo al respecto. Dicen los eruditos en rectitud que Inglaterra debe devolver el título de 1966, en la final con Alemania, porque los árbitros aprobaron un gol que no fue y un partido antes un juez alemán le regaló un gol al equipo inglés. Así fue eliminado Argentina.

De la misma manera un juez inglés hizo lo mismo con Alemania para eliminar a Uruguay.

En el mundial de Argentina se dice que el equipo local no hubiera llegado a la final si no es por los 6 goles que se “dejó” hacer Perú en las semifinales.

En España 82 los periodistas dijeron que el partido entre austriacos y alemanes quedó teñido de polémica al alegarse que ambos equipos acordaron un marcador final acorde a sus intereses, dejando transcurrir el partido sin atacarse mutuamente y perjudicando maliciosamente al equipo de Argelia, que terminó eliminado de la competición; esa vez Alemania llegó a la final. En el mundial de 1986 se habló de la mano de Dios cuando Maradona hizo un gol violando las reglas. Por razones éticas Argentina debe devolver ese título.

En el mundial del 2010 en Surdáfrica el árbitro Jorge Larrionda de Uruguay anuló un gol legítimo a Frank Lampard de Inglaterra, que hubiera alterado el desenlace del campeonato.

Son millones los casos que han sucedido en este deporte y que ya a nadie le preocupan y muchos menos se podrán a pensar en devolver premios.

Lo que pasó en el terreno de juego, pasó, con buenos o malos arbitrajes o entornos confusos.

Es claro que en el fútbol, por ser una actividad de mucha audiencia, se juegan muchos intereses, además de los deportivos.

1 comentario

  1. Definitivamente, hay gente que vive en la estratosfera, y cuando bajan al mundo real, el golpe duele como ninguno otro. Hay que ser muy ingenuo para hacerle eco a una propuesta que ya cayó en el olvido por lo (y me perdonan la expresión) idiota e imbécil, dando la impresión de que el que la hizo tiene problemas mentales o que quienes la vamos a escuchar somos tarados y la vamos a aceptar sin más. Se quedó en una propuesta de muy mal gusto, y hasta ahí le llegó la dicha a su proponente. Porqué? Porque sólo un equipo hizo pública una «intención» que los otros equipos de futbol colombianos dijeron tajante y expresamente que NO! Entonces ¿cuál es el afán de aparecer tan moralistas ante el mundo, cuando los demás hacen gala de lo contrario? La dignidad no se come, y una palmadita de aprobación no perdona las culpas. Es como la madre que le le dice a su hijo delincuente que se entregue a ver si sus compinches se entregan. El pendejito va a la cárcel, es condenado, pero sus secuaces siguen en la calle, haciendo fechorías y riéndose del otro bobo en la cárcel, que se está pudriendo por una actitud «digna», que sólo tiene feliz a la mamá, que cada domingo va a visitar a su hijo «digno». Sí, digno pero preso. ¿Eso es lo que queremos, o lo que somos, ah?

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