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Columnistas

Respuesta a una columna

Conductor preocupado

En su columna del 21 de febrero usted mencionaba sobre los negocios que están al borde de la quiebra.

No es solo por la llegada de nuevos centros comerciales, es que las personas que tienen vehículos y motos están atemorizadas ante la amenaza de las multas muy de moda ahora en Bucaramanga y sus alrededores.

Ya no se puede ni parar a dejar a un familiar en la calle, porque ya lo están multando.

Y es inconcebible que la autoridades de tránsito sí cometen todo tipo de infracciones, semáforos en rojo, se parquean donde quieran a comer o a tomar tinto y para ellos no hay ley.

En ese orden de ideas, ¿qué ganas le quedan a la gente que tiene carro o moto de ir a comprar a esos negocios?

Primero por los trancones y segundo porque los parqueaderos no son suficientes en la ciudad y entonces uno no desea ir.

Y los que andan en bus o a pie van a esos centros comerciales es de familia miranda con la familia pelaez y nadie compra y por ende los negocios no venden.

Ahora qué decir de los trancones en la ciudad y sus vías deterioradas.

Cuando tenga tiempo pásese por los lados del colegio San Pedrito a las 12:15 del mediodía: No hay ni un alférez.

Se le ha recomendado al director de tránsito de Bucaramanga para que haga presencia y por favor cambie de sentido occidente – oriente, la calle 62 con carrera 32, para disminuir el tráfico vehicular que viene por la avenida Gonzalez Valencia y desemboca a la carrera 33 pero ha tenido oídos sordos porque es más importante multar a la gente que solucionar el problema de movilidad en la ciudad.

Ojalá estos atropellos no lleguen a desesperar a la gente como en Egipto, Ucrania o Venezuela, donde el pueblo no aguantó más y se rebeló.

Creo entender que el páramo de San Turbán perdió su interés porque la minas de oro están en la ciudad.