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Columnistas

El alcalde que necesitamos

GENTE DE CABECERA

Gilberto Camargo Amorocho

Gilberto Camargo Amorocho – Arquitecto urbanista

Provechoso fue el foro sobre el Alcalde que necesita Bucaramanga. Muy buenos conferencistas, variados puntos de vista, con la presencia de muchos aspirantes, incluso corporaciones públicas y también líderes de toda el área metropolitana y municipios de Santander. Ahora falta que se socialicen estas conclusiones, no basta solo mostrarlas en los medios masivos de comunicación; se debe ir al barrio y en especial a las instituciones educativas y multiplicar la realización de estos conversatorios, pero ya en el ámbito local.

En una experiencia académica que tuvimos en un colegio de un barrio del centro de la ciudad, notamos que los jóvenes quieren que se traten estos temas pero de forma aterrizada, en especial los fundamentos para construir ciudadanía y herramientas para cumplir con aquella definición: “El verdadero ciudadano es aquel que conoce de ciudad, ayuda a construirla y la disfruta”.

La ciudad del futuro está hoy en los niños, esta población es el objetivo de una verdadera política de cultura ciudadana a mediano y largo plazo.

Un futuro alcalde debe pensar en la ciudad que le entregan, en su área metropolitana, sus finanzas y la responsabilidad de continuar los planes, programas y proyectos que el anterior viene ejecutando. También debe ser un humanista y más técnico que político. Acá cabe entre sus funciones, el coordinar su gestión con la clase empresarial y sobre todo hacer realidad aquello que tanto se cacarea pero poco se ve en la realización: la responsabilidad social.

Se dice que en USA es tradición que los empresarios apoyen a las instituciones de educación superior de alto nivel. Es rescatar el concepto filantrópico de desarrollo y de compromiso. Una verdadera ciudad en crecimiento la conforman ciudadanos formados. Por eso necesitamos educar bumangueses para que tengan empleos dignos. También el alcalde debe bajarse de la nube administrativa y tener la característica de bajarle el tono a la formalidad y ser accesible a la comunidad. Ahora que está de moda, también debe hacer gestión por la paz, reconstruyendo su ciudad como parte de un país que está en la misma tónica.

Una Bucaramanga educada crece y está en una armónica convivencia.