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Nuestra Gente

Diego Calpa, un empresario constante

Diego Calpa, gerente y fundador de La Muela, es egresado del colegio San Pedro Claver y de la Universidad Santo Tomás. (Foto Laura Herrera).

Con sensatez y calma, pero con exigencia y precisión. Así habla Diego Armando Calpa Jerez sobre su vida y lo que ha vivido para posicionar a una de las empresas con mayor reconocimiento en el mercado de insumos médicos: La Muela S.A.S.

Tiene 58 años y junto a su madre Elsa María Jerez de Calpa son los cerebros y fundadores de esta empresa ubicada en El Prado.

“No fue fácil”. Reitera cuando habla de los inicios de su negocio, pues como todos los que han hecho empresa, sabe a ciencia cierta que solo se logra con constancia.

“Las cosas buenas no se hacen de la noche a la mañana, sino que llevan tiempo. Existen muchos obstáculos, pero hay que tratar de sobrepasarlos. El dinero fácil no se logra sino con lo ilegal, por eso ¡hay que trabajar y trabajar con pasión!”, dice.

Y eso fue lo que empezó a hacer mientras estudiaba cuarto semestre de odontología en la Universidad Santo Tomás: trabajar.

No tener suficiente dinero en el bolsillo siendo apenas un universitario –como para sacar a la novia a pasear, cuenta- lo motivó a pensar en una idea de negocio.

A esta necesidad se añade el afán diario de sus compañeros de carrera y docentes, quienes tenían dificultades para encontrar sus materiales e instrumentos de odontología para estudiar o ejercer.

Entonces empezaron a comprarlos, traerlos a la ciudad y vendérselos a estas personas de su entorno.

“No se trata solo de emprender una idea, es la necesidad e inquietud de hacer algo. Cuando te gusta y te apasiona algo por supuesto que vas a seguir ese camino. A mí las ventas y el servicio me gustan y desde siempre es lo que he tratado de hacer mejor”, mencionó.

Y quizá pensando en un futuro próspero se esforzaba día a día por mejorar el negocio.

Comenzaron en la calle 34 # 33-31, en su casa materna. Desde allí su mamá cumplía el papel de secretaria y él entregaba los pedidos. Primero lo hizo en bicicleta, luego en una motocicleta y luego en un pequeño carro.

“Solo pensábamos en trabajar, comercializar, ahorrar y crecer”, agregó.

Los éxitos fueron llegando y debieron pensar en encontrar un sitio de trabajo más amplio y cómodo, pues el número de empleados y de instrumentos creció.

Por eso surgió la idea de construir un edificio en un lugar estratégico. Y aunque en ese primer lugar aún funciona el punto de venta, es el edificio de la carrera 36 con calle 38 el de mayor recordación de sus clientes actuales y donde funcionan las áreas de telemercadeo, mercadeo y publicidad, medios digitales, tecnológica y donde surgieron nuevas unidades de negocio.

Esta edificación hace parte de las pasiones de Diego: el diseño. En su fachada y sus seis pisos se puede reflejar parte de su quehacer como empresario, sus gustos y exigencias.

A la constructora JK Salcedo liderada por Juan Carlos Salcedo se le delegó la misión de levantar este edificio en el que están laborando hace un año y tres meses.

“Con Juan Carlos somos amigos pero tuvimos varias discusiones entre lo que se quería desarrollar y crear. El resultado no pudo ser mejor, se logró lo que se quería: un diseño contemporáneo. La idea era que a la gente le gustara muchísimo el diseño o lo rechazaran totalmente, pero que de alguna manera llamara la atención. Por fortuna hemos recibido muy buenos comentarios por el diseño del edificio, que además es amigable con el medio ambiente; además a quién no le gusta trabajar en un ambiente agradable. Eso era lo que queríamos”, dijo sobre la estructura.

Sus logros

De vender instrumentos y materiales para odontología, Diego pasó a ser un gran distribuidor de insumos de medicina en general.

Hace más de 15 años incursionaron en la división médica, tanto que hoy venden muebles hospitalarios, equipos de rayos X, equipos para esterilización, instrumental odontológico, material médico quirúrgico para unidades de cuidados intensivos y microscopía, entre otros; lo único que no ofrecen son medicamentos.

“Tenemos una unidad de negocio que es la de laboratorio clínico. A través de ella suministramos reactivos para laboratoristas. Las unidades más recientes son las de veterinaria y seguridad industrial. Cada unidad funciona con su director independiente y cada uno tiene su especialista que visita a profesionales de sus áreas”.

En cifras

120

empleados tiene hoy La Muela.

Su madre Elsa María Jerez de Calpa hace parte de la nómina de La Muela. Es además la pieza fundamental cuando no está su hijo Diego

Su madre Elsa María Jerez de Calpa hace parte de la nómina de La Muela. Es además la pieza fundamental cuando no está su hijo Diego.

La familia

Tener a su madre laborando en la empresa es un privilegio y por esto agradece constantemente a la vida.

“Ella tiene 78 años y viene a trabajar. Revisa facturas y si no alcanza a trabajar aquí se lo lleva para la casa. Además me ayuda a cuidar la espalda cuando no estoy y quién mejor que ella para hacerlo. Me siento muy contento de tenerla conmigo”, recalcó.

Además de contar con el apoyo de ella, Diego cuenta con el de sus hijos Julián y Melisa Tatiana, ambos estudian en la universidad, él Publicidad y Mercadeo y ella Ingeniería Industrial.

“La inquietud está creada y ojalá que les guste la idea de seguir llevando adelante esta empresa y que les apasione el ámbito comercial”, concluyó.