“El director es el capitán en el barco”:Iryna Litvin
“Es un placer”, dice Iryna Litvin cuando le preguntan qué se siente dirigir la Orquesta Sinfónica Juvenil.
Esta ucraniana es la cabeza mayor de un proyecto que nació en la Facultad de Música de la Unab, en enero de 2015.
“Esa idea estaba en el aire desde hace mucho tiempo. Se pensó para dar espacio a jóvenes de la ciudad en prácticas orquestales y por otro lado tener un semillero para la orquesta sinfónica grande”, puntualizó la directora, quien también es concertino de la Orquesta Sinfónica de la Unab.
Luego de que el maestro Sergio Acevedo y los directivos de la facultad estudiaran la trayectoria de Iryna, quien por 19 años ha sido docente de música, se le hizo conocer el deseo de liderar este proyecto.
Al principio se negó porque pensó que era una responsabilidad muy grande, un trabajo fuerte y de entrega, pero luego pensó que si depositaron la confianza en ella y tuvieron en cuenta que ha liderado otros proyectos, debía asumirlo.
Entonces, de la mano de Miguel López, como coordinador del plan, se empezó a trabajar en la convocatoria. Para inicio del año pasado se presentaron alrededor de 150 personas a audición y finalmente fueron elegidas 86.
“Es una orquesta muy grande porque queríamos darle la oportunidad a más personas de estar allí. Por ejemplo, tenemos doble planta de vientos (en total cuatro personas) y así en otras áreas. Esto con el fin de que más jóvenes aprendan y tengan un sitio dónde practicar, porque en Bucaramanga hay mucho talento”, recalcó.
Estos integrantes en su mayoría son universitarios y aproximadamente el 30% han sido estudiantes de institutos no formales, de academias o de cursos de extensión de distintas universidades.
Durante el primer semestre de 2015 los elegidos, con edades entre 12 y 22 años, se dieron a conocer, practicaron y dejaron listos los ocho conciertos que tuvieron en los últimos seis meses del año.
La sorpresa no pudo ser mejor. Llegar al auditorio Luis A. Calvo, a un evento de la Feria de Bucaramanga y a otros escenarios y ver lleno el recinto no tenía precio, ni para Iryna y sus pupilos, ni para los padres de los jóvenes, quienes se sentían orgullosos al aplaudir a los artistas integrantes de la única orquesta de la región en este género.
“Los comentarios han sido buenos en este primer año de trabajo. Los chicos disfrutan lo que hacen, les encanta, les apasiona y eso me hace feliz. Ver el avance que tuvo la mayoría, desde el inicio del proyecto hasta la última presentación, fue satisfactorio. Ellos han sabido valorar este espacio que también tiene sus propósitos académicos y formativos, pues contamos con talleristas de alta formación musical y profesional durante todo el año”, resaltó.
Sobra la maestra
¿Qué significa este segundo año de reto?
“Es un placer y mucha responsabilidad porque el proyecto depende muchísimo del director titular, sin descalificar el trabajo de todos los talleristas que están aprendiendo el repertorio, pero el director es un capitán en el barco, el que lo dirige”.
¿Ya había dirigido?
“No. Soy violinista graduada, docente en la Unab y en la Universidad Industrial de Santander, UIS, de violín y viola. He tocado muchos años en orquestas tanto estudiantiles como profesionales y aquí he dirigido durante 19 años orquesta de cámara de la Facultad de Música, esa es mi experiencia como directora. Pero además soy violinista concertino de la Orquesta Sinfónica Unab que también son años de experiencia porque ayudan a saber qué es lo que quiere un músico de su puesto y del director que está al frente. Eso me fortalece muchísimo para esta labor”.
¿Cuánto tiempo lleva en Bucaramanga?
“19 años. Vine con contrato de trabajo directamente a la Unab gracias al maestro Sergio Acevedo que era el director de la Orquesta Sinfónica de Santander y decano de la nueva facultad de Música de la Unab. Aquí me quedé y estoy disfrutando mi vida”.
¿A qué edad se enamoró de la música?
“Desde niña me gustó la música. Empecé estudios a los 7 años. Me presenté para piano pero me pasaron para violín, siempre he estado en el violín y luego tuve formación de 17 años en varias instituciones”.
¿Qué le gusta de la ciudad?
“Es un lugar donde como profesional puedo aportar. Cuando uno ve que la gente te necesita y que puedes hacer algo estás feliz”.
Usted dirige un festival también…
“Sí, soy la directora del Festival de Arcos que este año llega a su undécima edición. Aunque yo inventé ese encuentro, se hace gracias a la Unab que es la entidad que aporta y presta el sitio.