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Columnistas

Yo quiero entender

Camilo Umaña Valdivieso – Psiquiatra y humanista

Quién va a negar la importancia de entender. Lograr entender es un éxito evolutivo del cerebro y su más excelsa producción; el concepto de mente.

Como ocurrió con nuestros antecesores en algún momento fuimos capaces de ser conscientes de nuestra existencia, ver el lado positivo y negativo de los hechos, conceptualizar el precepto de igualdad y respeto en la diferencia, la capacidad de poder dar la vida por el bien general, y ser tratados por igual ante la ley en cualquier lugar y época.

El aplastante poder del libre albedrío de ejecución inmediata para hacer la historia de nuestros pueblos y quedar en nuestros actos ajusticiado por el ojo crítico del vecino. Todos sin duda somos jueces de todos.

Es complejo entender cómo hemos vivido bajo el criterio de unos pocos y seguimos órdenes como borregos y realizamos lo innombrable, lo imperdonable, lo de dudosa moral en aras de valores menos nobles como la acumulación de poder y dinero dejando razones bondadosas en el olvido.

Nace así la percepción en los violadores de las leyes al sentirse los amos de las mismas, porque las pueden manipular a través del miedo. Amenazar el poder dormir tranquilo, tener trabajo, o el derecho a una muerte en la vejez rodeado de amor son algunas de las formas como condicionan el poder de la palabra, la voluntad de decidir qué pensar y cómo obrar.

De La Habana viene un murmullo lleno de información: ¿Quién sabrá entender el mensaje? ¿El ciudadano asustado, el amenazador que gobierna la opinión y redes decisionales del poder de la llamada justicia? ¿El administrador de turno, el delincuente de guante blanco? ¿O lo entenderá el que se disfraza de camuflado de la liberación y desea entrar en el juego de la llamada democracia a través de una postura intransigente que por propia solo le pertenece a él?

El destino les pueden dar la espalda, porque el que decide será el amenazado de la calle cuando vaya a votar a favor o en contra de aquello que hemos aprendido a llamar paz.