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Conozca cómo manejar el estrés infantil

Como padres es importante estar atentos de los cambios de comportamiento de sus hijos. – Banco de Imágenes /GENTE DE CABECERA

El estrés infantil podría definirse como la reacción a una energía desconocida y amenazante producida por un evento difícil de controlar en el que se afecta el equilibrio psicológico, biológico y emocional.

En el periodo de la niñez se entiende que existen muchos cambios relacionados con la familia (ejm: un nuevo hermanito), escuela (matoneo) o social (hablar en público) en los que los niños deben aprender a resolver y/o adaptarse para elaborar sus etapas de una manera saludable; sin embargo, su propia percepción puede permitir reacciones emocionales como la ansiedad, tensión y confusión que se verán reflejados en sus comportamientos.

¿Cómo ayudarlos a manejar este estado?

La sicóloga Viviana Rangel asegura que los niños reaccionan de diferentes formas, “porque perciben las situaciones de acuerdo con las herramientas cognitivas que tengan para hacerles frente, por esto es importante como padres estar atentos a las posibles disfunciones que se presenten en el comportamiento de sus hijos.

-Busque acercamientos para hablar de lo que sucede, preguntar qué es lo que le preocupa.

-Infórmese sobre la problemática

-Sea tolerante, escuche, averigüe y saque tiempo para atender sus dificultades, facilite la confianza

-No juzgue, acompáñelos y apóyelos en caso de que se necesite intervención profesional.

-No olvidemos que el entorno cada vez es más exigente y genera presiones; sin embargo, como padres es un deber conocer a nuestros hijos porque es una tarea que siempre necesitará de nuestra atención y orientación.

¿Cómo darse cuenta que un niño está sufriendo de estrés?

De acuerdo con la información suministrada por la sicóloga Viviana Rangel, un niño está estresado si en su comportamiento se muestran síntomas emocionales como:

-Temor, tristeza, falta de atención, bajo rendimiento académico, irritabilidad o ansiedad.

-Pérdida de concentración.

-Desmotivación a la hora de realizar tareas no solamente académicas, sino en las labores de la casa o en sus momentos de diversión.

-Comportamiento apático o de rechazo.

-Modificaciones o problemas en su alimentación o sus horarios.

– Cansancio, pereza o dejadez, por ejemplo cuando deja de recoger las cosas o de ordenar su habitación.

-También pueden manifestarse síntomas físicos como pesadillas recurrentes, miedos, llanto, regresión a una etapa del desarrollo (chuparse el dedo o mojar la cama), preocupación extrema y síntomas psicosomáticos como dolor de estómago, de cabeza, falta de apetito, sudoración, sarpullidos, entre otras.

Las consecuencias del estrés en los niños no sólo son de origen físico, sino emocional y cognitivo.

Cuando un niño ha empezado a padecer estrés o está en una situación que puede iniciar su padecimiento, es importante escucharle y valorar sus opiniones – Banco de Imágenes /GENTE DE CABECERA