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El parque Los Leones: Una obra que trascendió en el tiempo

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Por: Edward Grimaldos Gómez

El parque Los Leones es considerado uno de los pulmones verdes del barrio Cabecera del Llano. Con un área total de 13.221 metros cuadrados, esta zona verde ubicada en la calle 41 entre carrera 39 y 40 de Bucaramanga, cuenta con senderos de acceso y escenarios deportivos rodeados por una importante vegetación que brinda frescura a sus visitantes y vecinos.

Aunque este lugar es el escenario perfecto para cientos de personas que a diario salen a caminar, a pasear a sus mascotas, a hacer ejercicio o simplemente a tomar aire fresco, muchos de ellos desconocen la historia que se esconde tras su construcción.

Conocedores del sector como Gilberto Camargo Amorocho, aseguran que la historia de esta zona verde se remonta hacia la década de los años 50, cuando en un principio la constructora Urbanas donó el terreno para ofrecer a la comunidad un espacio de esparcimiento.

“Comenzó como un terreno donado por Urbanas a Bucaramanga para crear un lugar de esparcimiento. El terreno permaneció abandonado hasta el año 1966 cuando se construyó allí una cancha de futbol y otra de baloncesto”, explicó el arquitecto Camargo Amorocho, quien haría parte del equipo constructor del parque.

Varios habitantes de la zona coinciden en que durante el tiempo en que el parque permaneció abandonado, algunos concejales de la época decidieron entregarlo en comodato a una empresa privada para lo que sería la construcción de una institución educativa privada.

“Ese lote permaneció prácticamente abandonado, situación que aprovecharon unos concejales para cederle en comodato a 99 años a una entidad privada ese terreno, para que construyeran una universidad.

“Sin embargo, a solicitud de las Juntas de Acción Comunal de Las Américas y Cabecera del Llano, el alcalde Carlos Virviescas Pinzón devolvió el acuerdo al Concejo, argumentando que ese lote lo había cedido Urbanas para construir un parque y no una universidad privada”, contó Miguel Jaimes, un vecino del sector.

Para 1966 la Administración Municipal de esa época construyó dos canchas y un sistema de graderías. Con esos trabajos se buscaba evitar la invasión de ese terreno y darle cumplimiento al objetivo por el que fue donado. Esas obras se entregarían bajo el nombre de parque de la Constitución Nacional.

79

millones de pesos invirtió la Alcaldía de Bucaramanga de esa época en la restauración del nuevo parque Los Leones.

Una obra de “Integridad Leonísitica”

La historia del que hasta ese entonces se conocía como el parque de la Constitución Nacional, empezaría a cambiar en el año de 1986, justo 20 años después, cuando el Club Los Leones, liderado por Enrique Miranda Cruz, empezara a trabajar por conseguir el comodato para mejorar esa zona verde de Bucaramanga.

“Hicimos la respectiva gestión ante el Concejo para que se nos permitiera construir un parque, con el fin de dejarle un legado a la ciudad enmarcado en la simbología de la Unión Leonística. El Concejo lo aprobó, y así para el año 1988 empezamos las obras”, señaló Enrique Miranda Cruz, quien para ese entonces era el presidente del Comité de Integración del Club.

La Alcaldía de Bucaramanga en ese momento, a cargo de Alberto Montoya Puyana (1988), daría inicio a la construcción con la instalación de la simbólica ‘primera piedra del Parque Los Leones’.

En la placa ubicada justo antes de llegar al parquedero del parque Los Leones, se observa el nombre de los líderes y de los ocho clubes adscritos a la organización Club Leones que hicieron parte importante de la reconstrucción de ese escenario.- Jaime del Río / GENTE DE CABECERA

“Las obras empezaron a finales del año 88 con la unión de los ocho clubes de la ciudad que eran parte del Club de los Leones. Así cada uno aportó su trabajo en un área específica.

“Por ejemplo, recuerdo que Gilberto Camargo del Club Leones – Comuneros aportó el diseño, y el Club Leones Palonegro se encargaba de manejar el presupuesto entregado por la Alcaldía, que si mal no recuerdo fue de 79 millones”, agregó Miranda Cruz.

Luego de un año largo de trabajos, el nuevo parque Los Leones sería entregado a la ciudad el 27 de abril de 1990, como una obra en beneficio de los residentes de barrios como El Prado, Las Américas y por supuesto Cabecera del Llano.

“La inauguración del nuevo parque se hizo con un acto muy simbólico, pues gracias a la importancia de esa obra la dirección nacional del Club Leones decidió realizar la Convención Nacional del Leonísmo – Bucaramanga 90, en esta obra producto de la unión de sus clubes integrantes”, concluyó Enrique Miranda.

De esa manera, el parque Los Leones se convierte en una de las tantas obras que la organización del Club que lleva su mismo nombre realizó en la ciudad, en medio de una labor de servicio a la comunidad.

La composición del parque

Gilberto Camargo Amorocho fue el arquitecto designado por su experiencia para el diseño del que sería el nuevo parque Los Leones.

Asegura que desde que recibió esa tarea pensó en un diseño en el que se aprovechara cada uno de los espacios y en la contemplación del paisaje.

“Para poder aprovechar el lote teníamos que peatonalizar el sector. Por eso creamos los diferentes senderos que atraviesan de norte a sur y de occidente a oriente el parque, y respetamos las canchas como escenarios deportivos, pero las mejoramos”, explicó el arquitecto.

Esos senderos también fueron diseñados como una forma de representar la “unión leonísitica” propia de este conglomerado de grupos que trabajaban por causas sociales en Bucaramanga y el área metropolitana.

“El paso peatonal que atraviesa la ladera occidental del parque se llamó la ‘ladera de la integración’ y representaba precisamente la unión de todos los Clubes de Los Leones en la construcción del parque.

“Asimismo creamos una escalera en forma de zigzag que forman la ilusión visual de unos triángulos o rombos que representan el equilibrio de los Clubes. Esas escaleras conectaba el parque con la carrera 40”, agregó Amorocho.

Además de los pasos peatonales se crearon unos kioscos, con los que se pretendía ofrecer a la comunidad la oportunidad de disfrutar de ese ambiente en familia.

“Los kioscos eran de paja pero duraron poco por el mal uso de la gente, especialmente de algunos jóvenes que llegaban de otros sectores a fumar ahí. Hoy día sus bases se convirtieron en plazoletas que la gente usa para hacer ejercicio”, sañaló Camargo.

“Recuerdo que los resbaladeros se hicieron en concreto, pero desde que yo era un niño me metía en un costal y me lanzaba por ahí. A raíz de eso se pensó en conservar esa tradición para los niños del sector, pero ya con el paso del tiempo ese tipo de juegos se han ido perdiendo”, comentó Antonio Franco Díaz, ex director regional del Club Leones.

La vegetación fue unos de los aspectos primordiales en la reconstrucción del parque, pues aunque existían árboles, los integrantes de los diferentes Clubes aportaron con la siembra de varias especies que hoy día conforman ese gran pulmón verde de la ciudad.

“Se sembraron varios árboles pero destacamos la siembra de los guayacanes. Cada club sembraba un guayacán amarillo y otro morado, pues esos colores eran los símbolos de la familia de los Leones”, anotó Gilberto Camargo.