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Ejercicios para vencer el estrés

GENTE DE CABECERA

Seguro el caos de la ciudad lo ha puesto más irritable que de costumbre, sumado a los cambios de temperatura que pueden disparar su estrés al nivel más alto. Son muchos los factores externos que pueden disminuir su grado de tolerancia y regalarle una actitud colérica, estresante, tensa y ansiosa.

Pero el primer paso es entender que la raíz del estrés no está afuera sino adentro. Por eso Michael Olpin, director del Centro de Reducción del Estrés de Utah y el autor del libro ‘Los paradigmas para liberarse del estrés’ comparte algunos ejercicios que realizan las personas altamente efectivas para erradicar el estrés por completo.

Empiece por relajarse y poner en práctica los hábitos que le ayudarán a superar cualquier factor externo sin perder la calma.

Cuando le suceda algo malo preste atención a su diálogo interno. Conviértalo en algo parecido a: “lo que me está sucediendo ahora no parece demasiado bueno, pero puedo elegir responder de una manera más positiva”.
Ejercicio: La próxima vez que esté en una conversación piérdase en el mundo de la persona con quien está hablando. No diga nada acerca de sí mismo. Olvídese de ayudarle o aconsejarle. Se sorprenderá de lo mucho que disminuye su propio estrés con solo escuchar a otra persona.

GENTE DE CABECERA

Respóndase, ¿qué es lo más importante para usted? ¿Qué valora más? ¿Qué idea o principio tiene más valor para usted que dedicaría su vida a ese principio? ¿Cuál es su misión como trabajador, amigo, pareja, hijo, padre o madre, miembro de la comunidad?
Priorice aquello que le ayuda a lograr su misión. Tres tareas al día. Y prométase a sí mismo 30 minutos semanales, o 10 minutos a diario para reflexionar sobre el objetivo de su vida.
Repita: La vida no es una competición, todos podemos ganar. Nadie tiene que perder para que yo gane.
Cuando se sienta estresado por un problema reúnase con personas de confianza que tengan distintas experiencias y opiniones. Pídales que piensen con usted. Hagan lista de ideas extravagantes y divertidas. Todo vale. Piérdase en las ideas de los demás.

En momentos de alta tensión: Cierre los ojos concéntrese en su respiración. Intente respirar con el abdomen, no con el pecho.
Si tiene la oportunidad, acuéstese, imagine una playa de arena blanca, observe cómo las olas suaves llegan la orilla para volver a alejarse. A medida que imagine el ir y venir de las olas, piense como si ellas le recorrieran de los pies a la cabeza cuando inhala, y de la cabeza los pies cuando exhala. Siga respirando, relaje la mandíbula, los dientes y deje la lengua se relaje. Cuando sienta paz retorne a sus actividades diarias.