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En estas calles

Mercadillos campesinos, un espacio de encuentro y comunidad

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Diana Lucía Díaz Patiño / GENTE DE CABECERA

 

El ambiente es festivo y colorido cada domingo en el parque San Pío, desde octubre pasado cuando se realizó la primera jornada de los mercadillos campesinos.

Cien agricultores, provenientes del área rural de Bucaramanga, seleccionan lo mejor de sus cultivos y son varios los residentes que que aplauden la iniciativa.

Juan Rangel Vesga es uno de los compradores fieles desde la primera edición de los mercadillos. “Vivo acá en el sector y me alegro mucho que la Alcaldía le diera esta oportunidad directamente al campesino que venga a vender sus productos”.

Por eso pide a la Administración local que mantenga vivo este proyecto.

Lo complementa Ramiro Vásquez, residente de Conucos y veedor ciudadano, para quien estas jornadas son la oportunidad perfecta de reconocer las necesidades de los otros. “No es ver y dejar pasar, es ver y actuar. Por eso lo estoy apoyando y lo defiendo”, dice.

Por su parte, Lina Cala Amorocho, quien viene desde la vereda San Ignacio a vender huevo semicriollo, relata cómo esta ha sido una “excelente experiencia”.

“Primero porque tenemos contacto directo con el comprador, y segundo porque es un sitio agradable, nos recuerda nuestro medio ambiente y hay diversidad de culturas, incluso hemos atendido gente extranjera (…) Ese interactuar con las personas es espectacular”.

Cuenta que llegar hasta allí ha sido un proceso largo y dedicado, pues los agricultores pasaron por varios filtros y capacitaciones.

A muchos, llegar a exponer y vender sus productos les toma más de una hora de viaje desde sus veredas.

 

En comunidad

Jaime Robles, quien viene a mercar cada domingo con su familia, concuerda en que este es un gran apoyo a la economía y al emprendimiento.

Pero destaca también otro aspecto muy valioso: “Es una muy buena oportunidad (…) No solamente desde el punto de vista del comercio sino también de la integración y el grato momento, porque unido a este mercadillo viene el que baila, el que canta. Es una oportunidad de cultura y diversión para el ciudadano”.

Y es así como un día de mercado se convierte en algo más: el encuentro de comunidad, la oportunidad para conocerse, para que los ciudadanos de la zona rural y la urbana se integren.

Algo que se nota en la atmósfera de cordialidad y camaradería que se respira cada domingo en el Mercadillo.