Menú de categorías

Punto de Vista

Derecho al descanso

GENTE DE CABECERA

Nancy Rodríguez Guevara

Editora Gente de Cabecera 

Un ciudadano llamó para contarnos que estaba cansado con un vendedor de helados, quien no paraba a diario de hacer sonar su carro y su pito, para promocionar sus productos.

Una vecina comentó que cerca a su residencia hay una casa que alquilan, y que lamentablemente para ella cada fin de semana se convierte en el salón de fiestas, las cuales se extienden hasta altas horas de la madrugada, sin que nadie atienda sus quejas.

Esto mismo les sucede a los vecinos de un extenso espacio recreativo al sur de la ciudad, donde todos los días hay eventos deportivos hasta altas horas de la noche y para colmo de males expenden cerveza a los ‘cansados’ jugadores de fútbol.

Los que se quejan argumentan su sagrado derecho al descanso, contemplado en el Código de Policía.

Los que hacen ruido argumentan, unos, su derecho al trabajo, otros, su derecho a la recreación y al esparcimiento.

Si bien es cierto que ambos tienen razón, también es cierto que existen normas que hay que cumplir y autoridades que deben aplicarlas e imponer sanciones.

El derecho de mi vecino llega hasta donde empieza el mío, el derecho del vendedor llega hasta donde empieza a afectar con su ruido la tranquilidad de los residentes; el derecho al esparcimiento llega hasta el momento en que trunca el descanso de los vecinos.

Eso no lo han entendido muchos, y es por eso mismo que cada fin de semana la Policía recibe más de cien llamadas para quejarse del vecino ruidoso, y otras tantas para reportar riñas por la misma razón.

Por eso, a respetar el descanso del vecino, y las autoridades a imponer las sanciones del caso.