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Columnistas, Editoriales

Cuadra Picha: un nombre cada vez más merecido

GENTE DE CABECERA

GENTE DE CABECERA

Orlando Beltrán Quesada / Secretario JAC de Cabecera del Llano

Ni Cuadra Play, ni Calle de la flores, ni otro nombre alternativo pueden minimizar o maquillar la realidad que se esconde bajo ese mote, utilizado primero en una de las zonas rosas de Bogotá, cerca de la Plaza de las Américas, punto neurálgico y de fuertes dolores de cabeza para las autoridades, principalmente para la Policía Distrital.

Desde que el POT modificó la clasificación del suelo, otrora solo residencial, la invasión de bares y cantinas de lujo empezó en ese sector, carreras 34 y 35 entre calles 48 y 49, trayendo consigo el ruido de música a gran volumen, los gritos, las riñas y los escándalos, sobre todo los fines de semana, y trasladando el problema al barrio San Pío y al propio parque, por el desfile de amanecidos desplazándose a pie, unos borrachos y otros drogados, que alteran el sueño de muchas personas que hace rato perdieron la paciencia.

La invasión del espacio público en “Cuadra Picha”, por donde marcadas las 9:00 de la noche es cada vez más difícil transitar un viernes o un sábado en la noche, se ve por estos días acrecentada con la presencia de grupos de motociclistas haciendo gala de su prepotencia estruendosa, muchos de ellos alicorados, aumentando la algarabía de tanta gente en la calle.

Operativos han hecho la Secretaría de Salud y Medio Ambiente, la del Interior y la Policía Metropolitana para sellar establecimientos por violar lo dispuesto en los decretos 8321/83 y 948/95 sobre contaminación sonora, pero todo se ha convertido en demostración de que las normas solo están en el papel y de que los mañosos propietarios se las saben todas para burlarlas y mantener el ruido en sus negocios de diversión temporal, a costa de la tranquilidad de los residentes permanentes.

En noviembre 23 de 2014 fueron sellados 12 locales, al demostrarse niveles de ruido por encima de los 60 decibeles permitidos. Pero poco o nada pasó, porque el problema sigue deteriorando la calidad de vida familiar del sector.

Y de la droga ni hablar. Cocaína, marihuana, bazuco, éxtasis, “popper”, LSD, “creepy” y otras de esas porquerías, que en forma creciente invaden la ciudad, dañando cerebros y quebrando voluntades de tantos jóvenes y adultos, se consiguen fácilmente en ‘Cuadra Picha’.

Un buen termómetro para medir la alta concentración de delincuencia dedicada al microtráfico en Bucaramanga y que hace presencia en Cabecera también fue el exitoso y muy plausible operativo de la Policía Mebuc, la Sijin y la Fiscalía, al lograr hace pocas semanas la captura de 22 narcotraficantes, jefes de redes organizadas, 5 de ellos bajo circular azul de la Interpol.

¿Podrá el gobierno de Rodolfo Hernández regresar la tranquilidad a estas dos cuadras, el lunar negro de Cabecera del Llano, como es el deseo de las familias tradicionales y de los pocos empresarios dedicados al comercio o a mantener sitios de esparcimiento cultural o de sana diversión familiar allí?

¿O ganarán la batalla los negocios del trago, los “barra dance” y la droga, teniendo entonces que pensarse que quienes quieran descansar en las noches en su entorno domiciliario van a tener que emigrar del barrio, tal como ocurrió con las familias residentes en cercanías del Hotel Chicamocha, hoy una verdadera zona rosa reconocida, y como tal manejada y controlada?

No faltaría más…