¿Es hora de vender mi inmueble?
Vender el apartamento o la casa que se ha habitado por años resulta ser un tema complicado en la familia, pues en la mayoría de los casos hay apegados y recuerdos que no se quieren dejar atrás.
Pero más allá del valor sentimental que representa un inmueble en su vida, siempre debe tener en cuenta que existe un momento justo en el que se tiene que vender, pero ¿cuál es ese momento?
El experto en temas de propiedad horizontal, Ramiro Serrano, nos cuenta cuáles son las señales que deben identificar para saber cuándo es hora de salir de esa querida casa.
- Cuando el edificio por falta de mantenimiento entra en deterioro. Esto sucede por lo general cuando son más los arrendatarios que los copropietarios en un edificio y, por no subir las cuotas de administración, arriesgan su patrimonio.
- Cuando se pierda las expectativas para lo cual usted lo ha comprado. Como el caso del propietario que compró un apartamento con un solo servicio de parqueadero; teniendo varios vehículos.
- Cuando se encuentren en el mercado inmuebles nuevos en el mismo o mejor precio por los servicios que ellos prestan.
- Cuando por razón de la edad requiera un inmueble con especificaciones y adecuaciones especiales.
- Cuando según el urbanismo, la zona cambió de uso y destinación afectando su interés sobre el inmueble. Ejemplo, una zona que era totalmente residencial se vuelve industria o comercial.
- Cuando por inversión quiera reponer un inmueble por uno de mayor valor por área o ubicación.
- Cuando usted ha comprado un inmueble donde el financiamiento o los servicios de mantenimiento (cuotas de administración), son muy superiores a los que puede pagar. Es mejor, a veces, tener conciencia de reponer el inmueble por uno de menor valor, que perderlo.
- Cuando el mantenimiento del inmueble es superior a lo que se percibe en arriendo y valorización; excluyendo los gastos, impuestos y emolumentos necesarios para su conservación.
- El inmueble como inversión debe cumplir su función. Este debe venderse cuando se requiera para una necesidad imperante o para cambiarlo por otro inmueble. Nunca el dinero obtenido por la venta de un inmueble puede ser destinado a cuestión diferente a las antes dichas.