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Un paraíso natural: así es el barrio Los Cedros

Archivo / GENTE DE CABECERA

Por: Edward Grimaldos Gómez

Quienes viven en el barrio Los Cedros dicen tener uno de los mejores vivideros de la ‘Ciudad Bonita’…Y la verdad es que ¡tienen toda la razón!

Aunque pequeño, es uno de los sectores en los que más tranquilidad se respira, es poco el tráfico vehícular y su clima es la envidia del resto de la ciudad. Cualidades que le regala su cercanía a los Cerros Orientales de Bucaramanga.

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Este bello sector se compone tan sólo de tres manzanas que se ubican entre las carreras 51, 52 y 54 y las calles 50 y 51. Este espacio es más que suficiente para albergar dos conjuntos residenciales y otras casas familiares que hacen de este lugar un vecindario privilegiado por la naturaleza.

En su visita al barrio Los Cedros, la revista Gente de Cabecera reconstruyó, de la voz de algunos de sus residentes, parte de su historia y algunas vivencias que estas familias han compartido en una de las zonas residenciales que se levantó sobre el famoso cerro Pan de Azúcar.

Los comienzos y el desarrollo

Los residentes más longevos de Los Cedros recuerdan que al prinicipio las familias de este sector siempre tuvieron carro, por lo distante del barrio con el centro de la ciudad. Años más tarde hubo una ruta de bus, y en la actualidad Metrolínea presta el servicio. – Tomada del Facebook: Fotos de Bucaramanga (Antiguas, Modernas, Actuales)
/ GENTE DE CABECERA

Corrían los primeros años de la década de los 70. El cerro Pan de Azúcar, en donde se fijaron unas letras gigantes a manera de promoción de los nuevos proyectos habitacionales, empezaba a ser construido.

Justo al lado del barrio Pan de Azúcar bajo, se construiría el barrio Los Cedros. Algunos habitantes dicen que inició con la edificación de algunas casas típicas, con aislamiento especial, en el que se le da preponderancia al acceso por el garaje, se entra a la zona social, luego a la zona de servicio y en el segundo piso las habitaciones, que se ubican sobre la carrera 52 y calle 51.

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Este proyecto estuvo a cargo de la constructora Urbanas, sobre aquellos predios que eran propiedad de la familia Puayana.

“Recuerdo que mis papás compraron esta casa sobre planos a Urbanas, eso sería a principios de los 70”, recordó Amparo Gómez, quien tiene una tienda de tradición familiar en el barrio.

Poco tiempo después, en el año de 1972, se entregaría el conjunto residencial Los Cedros, un espacio pequeño perfectamente integrado con la naturaleza, que se consolidaría como uno de los primeros proyectos de propiedad horizontal de ese sector.

Fue construido por el arquitecto Andrés Rueda y el paisajista Alfonso Leyva Jaimes, quienes lograron conjugar un escenario que equilibra de manera armónica el entorno natural con la construcción de vivienda.

“Tal vez ningún otro conjunto en Bucaramanga sea tan particular como este. Pues tiene una zona interior que huele a naturaleza, con árboles, senderos peatonales, ardillas, faras, micos, toches, arañas y otras especies”, describió con orgullo Jairo Pastrana, quien vive allí hace cerca de 40 años.

Aquel particular conjunto tiene un patio general en el centro. Allí no entran los carros, pues sus garajes conectan directamente a la calle. Una idea, que según dicen algunos, fue inspirada en los conjuntos residenciales de Londres.

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Hoy en día, algunas de las 28 casas conservan su estructura original con teja de barro, 160 metros cuadrados, cuatro dormitorios en la parte superior, sala, comedor, parqueaderos en la parte externa y zona de descanso, mientras que otras se han adaptado a la modernidad.

Las casas de la carrera 52, junto al conjunto Los Cedros, conservan su arquitectura original con amplios garajes, y grandes ventanales. -Archivo / GENTE DE CABECERA

Este conjunto y las casas de su alrededor darían origen a aquella urbanización que poco a poco se fue desarrollando basado en el gusto y diseño de las personas que compraron su terreno y levantaron su vivienda a su gusto.

La arquitectura de aquella urbe incrustada en las montañas se complementará con la construcción del conjunto cerrado Cabecera Parque, construido hace poco más de 25 años.

“Ese lote es empinado y estaba algo abandonado. A finales de los 80, mientras trabajaba en Urbanas le vi el potencial urbanístico y decidimos venderlo a la constructora de Rodolfo Hernández quienes lo construyeron de la mano del arquitecto Augusto Rojas”, afirmó Ernesto Puyana Sanmiguel, residente del conjunto e ingeniero que hizo parte de la constructora Urbanas.

$270.000

costaron las casas del conjunto residencial Los Cedros, que fueron adquiridas a través del Banco Central Hipotecario con una cuota inicial de $35 mil y cuotas de $3.500 a 15 años.

Un lugar familiar

El señor Jairo Pastrana junto a dos de sus hijos, mientras los acompañaba a jugar, y en uno de sus partidos de fútbol en la cancha que existió en el sector. -Suministradas / GENTE DE CABECERA

Una de las familias que más tiempo lleva en el barrio Los Cedros es la Gómez Guerrero.

Como se mencionó anteriormente, sus padres compraron su casa y después montaron una tienda, la única que ha existido en el sector.

“Esa tienda se conoce como la ‘Tienda de Doña Ofelia’, esa señora la hizo famosa por sus empanadas, pandeyucas y brownies. Ya falleció pero les heredó las recetas a sus hijos, quienes la mantienen. Es la única del barrio y es tan famosa que hasta personas de otros sectores vienen a comprar empanadas”, agregó el señor Jairo Pastrana.

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Otros habitantes recuerdan además la hermandad del barrio, en el que se disputaban las olimpiadas ‘cedrunas’ que comprendían caminata en pareja, lanzamiento de huevo y de bombas de agua. Además de los paseos al Alto de los Padres, que demoraba una hora o los escenarios románticos y de picardías juveniles como la curva del beso.

El correr de los niños por las calles, y el juego de fútbol en un lote vacío que hoy se convirtió en cancha, eran otros atractivos.

“Acá vimos nacer y crecer a nuestros tres hijos. Ellos jugaban en los predios aledaños cuando aún no habían construido tantas casas, era un lugar seguro. Los más grandes jugábamos fútbol en una canchita que había en la calle 50 con 52”, agregó Pastrana.

En la actualidad el lugar es habitado por parejas de adultos mayores en su mayoría. Los pequeños niños que recorrían sus calles ya son profesionales y la mayoría viven en otras ciudades, pero visitan con frecuencia a sus padres.

«Lo más bonito de vivir en Los Cedros es la calidad de su gente, son personas muy amables y cordiales. Esto sumado a la delicia de su clima, sus zonas verdes y la posibilidad de ver diferentes pajaritos y animalitos silvestres», Ernesto Puyana Sanmiguel.

Casas, no edificios

Así se ve el jardín común del conjunto residencial Los Cedros, que le daría el nombre a todo el barrio.-Archivo / GENTE DE CABECERA

Sólo basta oír a sus residentes para saber que no cambiarían su barrio por nada del mundo.

Pese a que en algún momento a otras personas les parecía lejos, hoy en día se enorgullocen de estar alejados del caos y estrés de la ciudad.

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Adoran su ambiente familiar y es por eso que desde hace varios años atrás han defendido la arquitectura de su barrio, al impedir que se levanten grandes edificios.

“No queremos que nos construyan grandes edificios. Han intentado construir algunos proyectos pero no han prosperado, en parte porque nos hemos opuesto. El barrio ha presentado algunos deslizamientos y no queremos ninguna tragedia”, señalaron algunos residentes.