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Si en Colombia todos fuéramos Francisco

GENTE DE CABECERA

GENTE DE CABECERA

Por Camilo Umaña, médico psiquiatra y humanista

He tenido un sueño muy alocado; desperté pensando que en Colombia todas las personas se comportaban como el Papa Francisco: humildes, francos, sensatos, honestos, críticos y frenteros ante la injusticia.

Y entonces salí a la calle y en la primera esquina encontré al atravesado impulsivo con cara de “tote”.

Decidí prender la radio y empezó el ‘alud’ de noticias sobre agresivos, asesinos, desplazados y robos; luego, propagandas de políticos en búsqueda de convencer a los electores de sus fantásticas cualidades como si fueran Francisco, y entonces me acordé de haber leído en días anteriores en la prensa local características de dicho individuo que reñían con su discurso.

Llegué a los semáforos llenos de vendedores de todo estilo y peatones que más que andar volaban para llegar quien sabe a qué destino y pensé que Francisco, como sabemos, caminante de “Buenos Aires querido” caminaba lento, pausado, con palabras amables y sonrisa inolvidable.

Llegué a trabajar y escuché mil problemas generados por personas que eran la antítesis de nuestro personaje.

Buscando que mi sueño se convirtiera en realidad decidí entrar en internet y primero encontré un montón de noticias de banalidades, de personas superficiales, mostrando los desniveles socioeconómicos tan diametrales a la media de nuestras ciudades.

Recordé que Francisco rechazó lujos y atuendos y decidió que lo más notable de él fuera su manera de ser y no su forma de mostrarse.

Tuve que sacudirme fuertemente para no llorar ante la foto de los ahogados en los mares que buscan quitarse sus males enfrentando el océano como si allí estuvieran las soluciones. Entonces, harto, decidí retornar a casa y volver al mundo de los sueños, a encontrarme con Francisco y pedirle una fórmula para nuestra presente realidad.