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Nuestra Gente

Rafael y Claudia, unidos por el trabajo en pro de la salud

Rafael, de 40 años, y Claudia de 38, celebrarán su onceavo aniversario de matrimonio el mes próximo. – Elver Rodríguez/GENTE DE CABECERA

Diana Lucía Díaz Patiño/GENTE DE CABECERA

 

Empezar una relación amorosa con un colega de trabajo es para la mayoría de personas un no rotundo.

O casarse sin haber completado ni un año de noviazgo es otra de las situaciones a las que la mayoría de personas se negaría.

Los momentos compartidos en familia son muy valiosos y por eso Claudia y Rafael cada vez que pueden realizan viajes y paseos junto a sus dos pequeños hijos. – Suministrada/GENTE DE CABECERA

La pareja conformada por Rafael Gustavo Ortiz Martínez y Claudia Milena Hormiga Sánchez, próximos a cumplir 11 años de matrimonio y con dos hijos, rompe con estos imaginarios.

Así le contaron a Gente su historia, en esta edición especial de Amor y Amistad.

Y la salud los unió

Eran mediados de 2005 cuando Rafael, de profesión ingeniero civil, se desempeñaba como coordinador ejecutivo del Observatorio de Salud Pública de Santander.

En dicho grupo de investigación, liderado por la Fundación Oftalmológica de Santander Foscal, fue requerido un epidemiólogo. Y es cuando aparece en escena Claudia, fisioterapeuta y magíster en epidemiología.

“Me presenté a entrevista y ese fue el primer día que nos vimos”, recuerda ella.

Su interacción en el ámbito laboral rápidamente les hizo descubrir que eran muchas las características que tenían en común.

“Conocimos muchas cosas de nuestro proyecto de vida, la manera de ser de cada uno y de lo que esperábamos de la vida”, cuenta Rafael.

La relación fue fluyendo de manera muy especial e iniciaron un noviazgo, que duró aproximadamente 3 meses.

A mediados de octubre de 2006, Rafael y Claudia se unían en matrimonio.

“Fue rapidísimo”, admiten, pero agregan que su experiencia como colegas hizo “que no fuera una decisión difícil y que no la viéramos descabellada”. Agregan además que en el Observatorio se ha vivido siempre un ambiente muy familiar y afable.

En cuanto a la experiencia de trabajar juntos, ellos lo consideran, más que un reto, un valor agregado a su relación.

“Nunca le he visto problema a que se comparta el sitio laboral si hay una relación afectiva, llámese de pareja o no. Yo pienso que las cosas tienen su momento y su lugar, entonces así no seamos pareja, con otra persona que es mi compañero, si hay un inconveniente de trabajo debe solucionarse en muy buenos términos… Si es una persona más cercana, con una relación más íntima, para mí esto facilitaría las cosas”, afirma Claudia.

En el Observatorio de Salud siguieron trabajando juntos por varios años, y aún siguen trabajando en algunos proyectos, ya que Claudia actualmente se desempeña como docente y Coordinadora de la línea de salud pública en la Facultad de Medicina de la Unab.

“Ahorita no nos vemos tanto, y también creo que se maneja bien. Realmente no creería que eso sea un criterio para empezar ni para terminar nada”, agrega Claudia.

El amor llega en el momento justo

“Yo creo que a nosotros nos unió, algo que le pasa a la mayoría de las parejas, es que se encuentran en el momento oportuno”, dice Claudia.

Aunque luego se dieron cuenta que tenían varios amigos en común y que perfectamente se hubieran podido conocer antes, por ejemplo en la Universidad, su encuentro se dio en el momento justo.

“Nos conocimos en un momento en que ya cada uno tenía un recorrido y un norte, mirando para dónde quiero ir, dónde quiero estar”, agrega Claudia, quien siempre había vislumbrado la conformación de una familia dentro de su proyecto de vida.

Eso, por supuesto, no implica que su vida en familia esté libre de desafíos, los cuales son muy parecidos a los que se enfrenta prácticamente cualquier persona al momento de formar familia y trabajar al mismo tiempo en su desarrollo profesional.

“Hay que compaginar tiempos, eso es fundamental. Si hay niños la colaboración tiene que ser más fluida y más de frente; tenemos que respetarnos tiempos y espacios y tenemos que igual abogar por las trayectorias de cada uno y en eso nosotros nos hemos apoyado bastante”.

Para superar dichos retos, uno de los principales “secretos” ha sido asumir los proyectos personales como familiares.

“Hace poco por ejemplo yo terminé mi Doctorado, y eso obviamente es un proceso demandante desde todo punto de vista: familiarmente, económicamente, conlleva muchos recursos. Y era un proyecto de familia, entonces Rafael también tuvo que asumir cosas en pro de ese proyecto.

Ahora él tiene otros planes y como familia tenemos que apoyarnos amorosamente: es decir, eso no pueden ser cargas, hace parte del proceso de desarrollo de la familia y de las individualidades”, resalta Claudia Milena.

Actualmente, esta pareja se encamina fuerte y segura hacia uno de sus más importantes proyectos: la crianza de sus pequeños Sofía Margarita y Rafael Tomás.

“El gran proyecto es poderles sembrar a ellos lo que es vivir en una familia… Como dijo el papa Francisco, la familia es donde se aprende a vivir en la diferencia, y a sentir que uno es parte de, que uno pertenece a… eso me parece bellísimo, entonces poderles dar ese ambiente a ellos, ahí estamos y ese es nuestro mayor proyecto”.