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‘Mini-estaciones’ de Metrolínea: tres años funcionando “a medias”

La carencia de los diversos sistemas informativos, que si funcionan en los terminales regulares de Metrolínea, es otra de las fallas que presentan las citadas mini estaciones. – César Flórez/GENTE DE CABECERA

Tres años al servicio de la comunidad cumplen las cuatro “mini estaciones” que Metrolínea puso en funcionamiento en 2015 sobre la carrera 33 de Bucaramanga. Sin embargo, habitantes de Cabecera del Llano y usuarios del Sistema Integrado de Transporte Masivo, Sitm, que frecuentan este importante sector de la ciudad, se quejan del mal servicio que estas estructuras ofrecen.

Una de las preocupaciones más frecuentes de los ciudadanos radica en falta de seguridad. Esto debido a la ausencia de un sistema de videovigilancia que permita al ente gestor tener una imagen en tiempo real de lo que sucede al interior de estas estructuras, al igual que en las estaciones regulares. Además reclaman la presencia de personal de la Policía o de Metrolínea.

“Esas estaciones son un foco de inseguridad. Las personas que esperamos el Metrolínea a altas horas de la noche preferimos esperar afuera porque esas estructuras siempre están solas y un delincuente nos podría atracar con mayor facilidad”, manifestó Juan Carlos Martínez, pasajero frecuente del Sitm.

Bucaramanga cuenta con un total de seis mini estaciones ubicadas en cuatro puntos de la carrera 33 y en dos más en la carrera 27, con sus respectivos cubiculos de recarga. – César Flórez/GENTE DE CABECERA

Otro problema identificado tiene que ver con el deterioro de las estructuras. Por una parte se evidencian las fallas en las puertas corredizas, por lo que la mayor parte del tiempo permanecen abiertas y no responden de forma automática al arribo o partida de los buses.

Asimismo, es evidente la ausencia de torniquetes, que aunque durante la estructuración del proyecto se fijó su instalación para realizar el registro de los usuarios y el control de pasajes, en ninguna de estas ‘mini estaciones’ existen los validadores con los que debería contar.

A lo anterior se le suma el abandono de los cubículos de recarga y venta de tarjetas, que de acuerdo con la comunidad se han convertido en “botaderos de basuras”.

“Las estructuras de recarga no están siendo utilizadas, por el contrario se han convertido en depósitos de basuras y escenario para que se pegue publicidad y se hagan grafitis”, denunció un miembro de la Junta de Acción Comunal, JAC, de Cabecera.

En cifras

$1.343

millones costó la construcción de las seis mini estaciones de Metrolínea que se ubican sobre las carreras 33 y 27.

Metrolínea responde

En días pasados la gerente de Metrolínea, Laura Rodríguez, reconoció las falencias que registran las estructuras para su correcto funcionamiento, por lo que anunció el inicio de un diagnóstico que permita llevar a cabo las acciones correctivas para garantizar que tales estructuras funcionen de forma apropiada.

“En estos momentos el área de infraestructura de Metrolínea adelanta las labores de diagnóstico de todas las estaciones ubicadas tanto en las carreras 33 como en la 27, además de sus cubículos de recarga, con el fin de hacer un plan de mantenimiento y formular un presupuesto para que nos lo apruebe la junta directiva. Esperamos que esa intervención se pueda hacer lo más pronto posible”, anunciaron voceros de Metrolínea.

Asimismo, la empresa de transporte público anunció que una vez se realice la adecuación correspondiente, debe ser la Alcaldía de Bucaramanga la que se encargue de velar por la tenencia, custodia y cuidado de estos pequeños terminales.

“Esta infraestructura es pública; la Alcaldía debe recibirla y esa es la tarea que tengo, porque esas obras son de espacio público y la ciudad deberá incluirlas en sus planes de mantenimiento. Por ahora la empresa tiene que mantenerlos y velar porque estén bien”, señalaron los funcionarios del Sitm.