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Claves para fomentar buenos comportamientos en los hijos

La “ignorancia activa” puede ser usada como un metódo para manejar las rabietas o pataletas infatiles. De esta manera se evita recompensar la mala conducta de los hijos con la atención y ayudará a su no repetición. – Banco de Imágenes/GENTE DE CABECERA

Desde temprana edad los hijos aprenden todo tipo de conductas a través del ejemplo de quienes tienen a su alrededor, principalmente sus padres.

Por eso es importante que los progenitores utilicen los estímulos como método para fomentar en los más pequeños las buenas conductas. Es decir, se hace necesario prestar atención y reconocer las acciones positivas de los menores como método motivador de los buenos comportamientos.

Sin embargo, es necesario saber cómo y cuándo detectar aquellas actitudes negativas que como padres se quieren evitar durante el proceso formativo de los niños.

Acciones como felicitar al niño por sus buenas conductas lo motivarán a seguir haciéndo cosas que agraden a sus padres. – Banco de Imágenes/GENTE DE CABECERA

“Su estímulo, total atención, sonrisas, abrazos, palmaditas, y elogios, son muy importantes para su hijo. Esto favorece que se repitan aquellos comportamientos deseados. Por eso es tan importante recompensar la buena conducta de su hijo como evitar recompensar la mala”, explica el psicólogo Cristian Capacho Sandoval.

Por lo anterior el profesional explica cómo manejar estimular las buenas conductas en diferentes escenarios.

Las rabietas y pataletas

Uno de los casos más comunes corresponde a las comúnmente llamadas rabietas o pataletas, que los menores protagonizan buscando conseguir un “capricho”.

En ese sentido, cuando se dé cuenta que su hijo se comporta de manera reprobable, un método efectivo es la “ignorancia activa”. Lo que significa no prestarle ninguna atención mientras se comporta mal. Al ignorarlo se asegurará de no recompensar accidentalmente la mala conducta del niño con su atención.

“Este método es particularmente efectivo en la disminución de las rabietas en niños, haciendo que las rabietas se debiliten.

“Por eso si su hijo está en un sitio fuera de peligro, retírese de ese lugar hasta que se le haya pasado la pataleta o, simplemente dele la espalda y finja que está mirando hacia otro lado. Cuando su mala conducta pare, préstele atención. Asegúrese que con su mala conducta su niño no lo fuerza a darle lo que a él se le antoja”, explicó Capacho Sandoval.

De acuerdo con el psicólogo, este tipo de reacciones adversas por parte de los padres le ayudarán al menor a entender que mediante ese tipo de comportamientos no logrará su atención.

Prestar atención y estimular las buenas conductas de los hijos motivará su esfuerzo para complacerlo.

Los quehaceres del hogar

Las tareas del hogar en las que los niños pueden colaborar sirven como un método efectivo para formar en ellos valores como la responsabilidad y la disciplina. No obstante, muchas veces aquellas responsabilidades se convierten en una carga para los menores que buscan evitarla de todas las maneras posibles.

Para lograr que menores cumplan con aquellas tareas poco placenteras se recomienda usar “La Regla de la Abuela”, que se basa en usar una actividad de ocio que les guste como estímulo para que se eduquen en asumir sus responsabilidades.

“El ejemplo más fácil es permitirles realizar una actividad que les gusta justo después de que hayan terminado sus deberes, pues es más fácil comenzar y completar una tarea poco placentera cuando se sabe que al final habrá algo de diversión.

Sin embargo, es muy importante no invertir la regla, dado que el menor buscará la manera de postergar sus obligaciones, lo que provocará que haya un desacato de autoridad”, agregó el psicólogo.

Recuerde

•Estimular y elogiar la buena conducta de su hijo.

•Intencionalmente, ignore algunas malas conductas.

•Recompense la buena conducta alternativa, después de haber elegido la conducta específica que considera inaceptable. •Ayudar a su hijo a practicar la buena conducta que usted quiere que aprenda.

•Dar buen ejemplo a través de su propia conducta.

La importancia del buen ejemplo

Los padres son un constante ejemplo de conducta para sus hijos. Su niño aprende a comportarse bien o mal a través de la observación e imitación de la conducta de los padres y de otros adultos.

Por lo tanto evite, por descuido, mostrar una conducta que usted no desea que su hijo imite. Su hijo le presta muchísima atención cuando usted está frustrado por algún problema o tiene un conflicto con otra persona. Observándolo a usted está aprendiendo cómo manejará sus propias frustraciones y conflictos futuros. ¡Usted es un ejemplo para su hijo! Exponga sólo aquellas conductas que usted desea que su hijo replique.