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Punto de Vista

A trabajar en la intolerancia

Paola Bernal

Paola Bernal

Editora Gente de Cabecera ([email protected])

Convivamos en un mismo espacio, pero bajo los principios de tolerancia, respeto y hermandad. Esa es la base que soporta la Ley 675 de 2011 por medio de la cual se expide el régimen de propiedad horizontal. Su razón de ser: la solución oportuna a los conflictos.

Si usted vive en un conjunto residencial o edificación, seguro se sentirá identificado con el tema, pues son varias las diferencias entre vecinos que llegan semana tras semana a las administraciones para ser resueltas tanto por quien cumple esta labor como por el consejo administrativo.

Gente Cabecera y Cañaveral invitó en esta edición a los residentes a exponer sus inquietudes y contar con la asesoría de uno de los expertos más reconocidos en propiedad horizontal de la ciudad, para resolver así, soportados por la Ley, los vacíos que muchos presentan.

La tarea es repensar la propiedad horizontal “no solo desde la perspectiva jurídica, sino como un espacio real y de comunicaciones en el que interactúen distintos individuos, cada uno de ellos con planes de vida propios y particulares que deben alcanzar sus objetivos tanto en lo individual como en lo colectivo”. Así lo establece el Ministerio del Interior, a través de la Dirección para la Democracia, la Participación y la Acción comunal.

De ahí la importancia de animar al administrador a ser un líder para sensibilizar, una persona que razone, sienta, socialice y ejecute. Siendo facilitador y apoyado por los comités de convivencia, se podrá alcanzar el objetivo: disminuir los altos índices de intolerancia, y que su tarea como vecino empiece por saludar, ponerse en los zapatos del otro y sonreírle a quien convive con usted.