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En estas calles, Nuestra Gente

Elena Castillo: una esperanza de vida para cuatro personas

Elena Castillo Rodríguez, de 57 años, falleció en septiembre de 2018, tras ser arrollada por un motociclista en la vía principal de Girón. – Suministrada / GENTE DE CABECERA

Por: Liliana Carvajal Pineda

“Mamá, en tus manos siempre tengo vida”, son las palabras con las que Dayana Villadiego Castillo se refirió a su valerosa madre, Elena Castillo Rodríguez, de 57 años, quien lamentablemente falleció el 18 de septiembre de 2018, luego de ser víctima de un accidente de tránsito.

Ella, al igual que cientos de personas en Colombia, se convierte hoy en una heroína indudable tras haber sido donante de órganos y tejidos, con el fin de mejorar la calidad o dar vida a otros que realmente lo necesitan.

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En esta edición de la revista Gente le rinde un homenaje a todos aquellos que desinteresadamente decidieron entregar parte de su cuerpo a quienes por diferentes problemas de salud dependen de estos órganos para vivir.

La historia de Lena, como era llamada de cariño, inició el miércoles 12 de septiembre del año pasado tras ser arrollada por una motocicleta en la vía que de Bucaramanga conduce con Lebrija, a la altura del barrio El Llanito, en jurisdicción de Girón. Desde ese día, la vida para Dayana, su única hija, cambió para siempre. Su madre sufrió un trauma craneoencefálico severo. Nunca pensó que la conversación telefónica que habían tenido horas antes iba a ser la última.“Dayis te quiero mucho, chao”, le dijo su mamá antes de colgar.

Su jornada transcurrió con total normalidad, sin embargo al finalizar la tarde recibió la llamada más preocupante: su progenitora acababa de sufrir un accidente. “Llegamos a la clínica y nadie nos daba razón, los nervios los tenía a mil, no sabía qué hacer y vi una puerta abierta y vi cuando reanimaban a mi mamá, mi vida se paralizó y mi mente quedó en blanco. Debido a la gravedad, fue remitida al Hospital Internacional de Colombia HIC. Le di un beso inmenso, le dije que se iba a recuperar”, narró la joven.

Tal vez pasaron horas o minutos, el tiempo se hacía eterno y la hija se sentía debastada. En medio de la confusión se acercaron los especialistas a los familiares y les explicaron que estaban haciendo todo lo posible para salvarle la vida a la señora Elena.

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“Las lágrimas no paraban. Mi cabeza se hacía muchas preguntas. Esa noche me quedé a acompañarla y mis compañeros de estudios me mandaron mensajes de aliento y oraciones. Recuerdo que mi compañera Laura me envió una frase muy bonita y como no me dejaban utilizar el celular se la leí a escondidas, luego de terminar le hablé, le dije que la quería muchísimo, que me perdonara si había sido mala hija, que no me dejara y que si lo hacía que recordara que Santiago, un primito de 2 años que era su todo, y yo, íbamos a estar bien, que no nos iba a faltar nada, que nos diera fuerza para seguir sin ella, y me escuchó.

«Ella me movió los pies y lloró, las esperanzas volvieron. Así pasó la noche y al día siguiente entró a cirugía, necesitaban extraerle unos coágulos. El 17 de septiembre 2018 a las 10:00 de la mañana se acercó una doctora informándonos que querían descartar la muerte cerebral, que le iban a retirar los sedantes y esperar la evolución. A las 11:00 de la noche me dijeron que mi mamá había fallecido y que la muerte cerebral no era compatible con la vida”, recordó tristemente Dayana Villadiego Castillo. Su mundo se derrumbó.

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personas se pueden salvar con un donante de muerte encefálica si dona todo lo que se puede donar (laringe, pulmones, corazón, válvulas cardiacas, pericardio, hígado, páncreas, riñones, intestino, útero, córneas, tendones, huesos, piel).

La vida después de la muerte

Lena, como le decía su hija Dayana, se convirtió en una madre ejemplar al aceptar donar sus órganos. – Suministrada / GENTE DE CABECERA

A pesar de sentirse sumergida en un dolor inimaginable, Dayana escuchó al personal del HIC que le habló a su familia sobre la donación de órganos. “Yo sin pensarlo dije que sí, que mi mamá iba a donar sus órganos, vi caras, escuchaba rumores entre mis familiares, pero no les puse atención, era mi mamá y este tema ya lo habíamos tocado hace mucho tiempo. Ella me dijo: cuando me muera yo dono todo lo que sirva, porque para qué darle comida a los gusanos si puedo darle vida a otra persona”, remembró la afligida hija.

En ese momento Elena Castillo Rodríguez se convirtió en esperanza de vida para otras personas. Donó sus corneas y sus riñones. En total, salvó cuatro vidas. “Se siente una paz y una tranquilidad saber esto y que mi mamá aún sigue en la tierra. Generar calidad de vida a otros es gratificante porque es alargar su paso en este mundo, es ver familias contentas y unidas”, comentó Dayana Villadiego Castillo, quien con toda la seguridad manifestó que de haber sido el caso contrario, “mi mamá hubiese hecho lo mismo. No lo dudaría”.

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Hoy más tranquila dice que “la donación de órganos es verdaderamente importante y podemos dejar un legado. ¿Quién dice que no puedo salvarle la vida a alguien más? Mientras el sol brille serás recordada. Mamá fue una mujer bondadosa y este fue su regalo al mundo”.

«Un verdadero orgullo decir ‘mi mamá fue donante de órganos y salvó la vida de cuatro personas que quizás pensaron que iban a fallecer y que ese día de recibir el órgano nunca llegaría’. Mi adorada Lena está en cuatro personas», Dayana Villadiego Castillo.

Una santandereana con un corazón muy grande

Dayana Villadiego Castillo, única hija de Elena, se siente orgullosa de su madre, quien en vida fue su amiga y confidente. – Suministrada / GENTE DE CABECERA

Un año después de su partida, “Lena” es recordada por su familiares como una persona de corazón grande y con temperamento muy santandereano.

“Mi alma siente un gran alivio al saber que mi mamá con un mínimo que ganaba en oficios varios, era capaz de sacarse el pan de la boca por ver feliz a las demás personas. El día del entierro una abuelita, sin conocerla, me dice: mi niña su mamá me daba pañalitos y me alimentaba, ahora quién lo va a hacer. Escuchar eso me partió el alma. Mamá fue la persona más bondadosa del mundo, se la jugó toda por mi. Dayis te quiero mucho, Dayis cuídese mucho siempre que salga, Dayis eres mi todo, eran las palabras que constantemente Elena Castillo Rodríguez le decía a su hija.

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El próximo 17 de octubre Dayana Villadiego Castillo cumplirá 22 años, y “ya serán dos cumpleaños que paso sin que mi madre me diga: Dayis hoy hace tantos años estaba con dolores de parto y no querías salir, te debo esta vida y la otra. Estoy muy orgullosa, vamos por un helado”, expresó la joven.

Con el corazón arrugado, ella hoy envía un mensaje al cielo y ratifica a su madre que “ella fue todo en su vida”, porque “fue mi amiga, mi único amor, mi confidente, mi mamá y mi alma gemela. Quisiera decirle tanto, daría todo por que estuviera acá al menos una hora y darle un último abrazo, ese abrazo que mi alma pide a gritos. La vida sin Lena se paralizó”.

Un agradecimiento

Aunque hasta la fecha desconocen el nombre de las personas que fueron beneficiadas con los órganos de “Lena”, este año llegó a la casa de Dayana una carta en la que “agradecían a Dios y a nosotros por haber aceptado la donación de órganos y permitirle tener una mejor calidad de vida tanto para él o ella y su familia, por permitirle vivir unos años más”, contó Dayana.

Sobre la Ley

En el año 2016 se sancionó la Ley 1805 con la que todos los colombianos mayores de 18 años tienen la presunción legal de donación.

Esto significa que en el marco de esa legislación existen tres formas de relacionarse con el asunto de donación de órganos: la primera, cuando un ciudadano manifiesta de manera libre, seria e informada, su deseo de ser donante; segunda, todos se presumen legalmente donantes y, tercera, los ciudadanos tienen derecho a oponerse a ser donantes de órganos y tejidos, voluntad que debe ser expresada a sus familiares o quedar consignada en un documento. En cuanto a las cifras de trasplante, en 2018 se realizaron nueve de corazón, uno de páncreas y un riñón.

Y en lo que va de 2019 se han realizado 10 trasplantes de corazón, 50 de riñón, dos de páncreas y dos de hígado. Las cifras son de la Regional 4 conformada por Santander, Norte de Santander, Arauca y Cesar.